Un joven de 17 años fue sentenciado a cadena perpetua después de aceptar su culpa por el asesinato de su amiga de 10 años, a quien mató con un tubo de metal.

El cuerpo de la joven presentaba golpes en la cabeza así como abuso sexual, el homicida dejó agonizando a la niña.

Momentos después hablo con la policía pero el joven se mostró muy calmado logrando engañar a los elementos, pero los investigadores se percataron de inconsistencias en el testimonio del muchachito y posteriormente encontraron restos de su adn en la escena del crimen.