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El homicidio de María Rosalía Chan Tinal fue calificado como brutal, inhumano y cruel en la audiencia de imputación en el Centro de Justicia Oral de Mérida.

La occisa recibió 44 puñaladas en diversas partes del cuerpo y no murió por las heridas sufridas, sino por las hemorragias. “Fue una muerte lenta y dolorosa”, según los forenses.

Tras haberla herido de muerte el presunto homicida Alexander C. G., alias “Alejandro C. G.”, la dejó desnuda en el suelo y agonizando.

El presunto feminicida sabía que sería descubierto porque el crimen lo cometió en el predio que su patrón le confió para que cuidara porque no tenía dónde vivir ni familiares o amigos.

Con base en las investigaciones de la Policía Estatal de Investigación asentadas en la carpeta de investigación, los fiscales relataron la historia que acabó de manera violenta con la vida de María Rosalía, de Xayá, de 24 años y madre de dos hijos.

La historia se inició a las 6:40 de la tarde del sábado 8 de diciembre en un bar en la col. Bojórquez. Las cámaras de seguridad registraron la llegada del presunto criminal; ocupó una mesa y pidió una cerveza. La ahora occisa atendió esa mesa y se sentó a “fichar” con el cliente; bebió dos copas y platicaron un largo tiempo. A las 9:56 de la noche Alexander se retiró del bar y la ahora occisa siguió trabajando; como era sábado, tenía mucha clientela.

Tiempo después, a las 10:22 p. m., el sujeto regresó al negocio y ocupó un lugar en la barra donde volvió a contactar a la mujer que en ese momento estaba bajo los influjos del alcohol.

El sujeto le ofreció que se fuera con él a su casa y a cambio le pagaría $700. La joven siguió atendiendo mesas y clientes; a las 11:05 p. m. tuvieron su primer contacto físico. En la grabación se aprecia que se besan. En ese momento, presuntamente cierran el acuerdo para irse a casa del chiapaneco. La ahora occisa le informa a su amiga “Mía” que se iría con ese cliente.

Su compañera le recomendó que no lo hiciera porque no lo conocía y no tenía necesidad porque le fue muy bien en la jornada.

La joven hizo caso omiso a la sugerencia y a las 11:15 p.m. la pareja salió del bar y estuvo en la puerta a la espera de un taxi. Al no haber ninguno, a las 11:23 p. m. se fueron caminando a casa del presunto asesino. Entraron al predio en mención por la puerta principal.

La ahora occisa se desnudó y en un momento hubo un desacuerdo que derivó en el brutal homicidio. El presunto asesino le infligió 44 heridas con arma blanca; al parecer dejó de atacarla sólo porque se cansó. El cuerpo quedó tendido, desnudo, en una pequeña terraza entre un charco de sangre. Luego, el sujeto huyó y llegó al hotel “Hospedaje México”. Dijo al encargado que sufrió un accidente de tránsito y por eso tenía ropa y tenis manchados con sangre. Al poco tiempo se retiró,l e hizo parada a un taxi y se fue.

Con base en las pesquisas los investigadores pudieron integrar la carpeta de investigación y solicitaron la orden de aprehensión; El sujeto estaba con unos camaradas en Cancún, donde el miércoles se logró su captura.

Ayer fue la audiencia y luego de escuchar la relatoría de hechos y las pruebas que obran sobre el acusado la juez Elsy Villanueva Segura lo imputó por el delito de feminicidio agravado.

Decretó la prisión preventiva oficiosa por todo el tiempo que dure el proceso. El acusado escuchó las acusaciones y parte de la audiencia tenía la mirada en el piso. El lunes al mediodía será la audiencia de vinculación donde se decidiría la situación jurídica del imputado.

Sobre las causas que llevaron al presunto asesino a perpetrar el ataque con tal saña aún no se saben a ciencia cierta, pero se manejan dos hipótesis: la primera es que la ahora occisa se habría burlado de su hombría y la segunda es que el sujeto ya había tenido contacto con la occisa anteriormente y producto del encuentro sexual anterior habría quedado contagiado de VIH.