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Aunque atacarona su dueño y al hijo de éste y la Profepa reportó que los aseguró el 7 de agosto, los dos tigres de Bengala nunca dejaron la enorme jaula que los mantiene en cautiverio en el rancho Santa María, ubicado en este municipio, en el kilómetro 22.5 de la carretera federal Mérida-Motul.

El 5 de agosto un quinceañero entró a la jaula, jugó con los tigres pero, al darles la espalda para salir, el macho se le lanzó y lo mordió.

Roberto Lozano Tamez entró a ayudar a su primogénito, pero fue atacado por la tigre hembra.

Padre e hijo fueron llevados al Hospital “Star Médica” en Mérida.

El 8 de agosto la Profepa boletinó que un día antes sus inspectores visitaron el rancho y aseguraron ambos tigres porque no les presentaron la documentación federal que acredite la legal procedencia de los felinos ni el plan de manejo aprobado por la Semarnat ni el plan de contingencia respectivo.

En el rancho, que se ubica en lo que fue la desfibradora Santa María, frente a un criadero de perros, ahora solo permanecen dos empleados: el encargado y un ayudante de mantenimiento.

En el sitio se averiguó que los tigres nunca dejaron el rancho y que, tras la supervisión de la Profepa, los dueños presentaron los permisos para mantener a los felinos en ese terreno.

Obra detenida

No obstante, se detuvo la construcción de las caballerizas que se hacía cuando ocurrió el accidente.

Los dos empleados alimentan a los felinos y, según dijeron, la dueña manda el dinero para comprar lo que se les da de comer.

Sobre la salud de los lesionados por los tigres, lo único que saben es que su patrón y el joven están bien, pero que no les dan mayores detalles, solo les mandan su sueldo y el dinero para comprar el alimento de los felinos.