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Estado crítico se encuentran los hermanos Wílbert y José Juárez Cervantes, luego de que dos de sus vecinos los atacaron a machetazos en la calle 6 entre 65 y 65-B de la Francisco Villa Oriente, en Mérida.

El sábado, a las 11:30 de la noche, los hermanos de 42 y 32 años, respectivamente, llegaron junto con su madre a su domicilio, justo en frente de donde los sujetos conocidos como “Jumber” y “El Moncho”, tomaban unas chelas en compañía de tres mujeres, quienes fueron sorprendidas saliendo de la casa de los Juárez.

Al momento de reclamarles, los sujetos, que son conocidos como conflictivos en la zona, agarraron a machetazos a uno de los hermanos y lo aventaron a la calle. Sin embargo, fue en ese momento en el que el segundo hermano salió a defenderlo y también recibió tajos, que lo dejaron amolado.

Los vecinos al escuchar lo que pasaba, salieron de sus casas y llamaron a los números de emergencia, pero no fue sino hasta 2 horas después que llegó la ambulancia para atender a los heridos, lo mismo que con la Policía; para ese momento los culpables ya habían huido.

Los carnalitos permanecen hospitalizados y su estado de salud se reporta delicado. Uno de ellos, José, permanece en terapia intensiva por las heridas provocadas principalmente en la cabeza.

El “Moncho” y “Jumber”, tienen atemorizada a toda la zona, pues los vecinos dicen que es muy común que se metan a las casas o negocios a robar y amenazar a los habitantes.

Incluso, dicen, horas antes de estos hechos, a otro vecino le mocharon los dedos de la mano, por lo que piden justicia y exigen que no los suelten, pues afirman que siempre que los agarran los terminan soltando al poco tiempo, según por tener “un familiar en la Policía”.

También, estos sujetos, afirma la desafortunada madre de los heridos, se han encargado de volver insegura la calle donde habitan, pues no importa que pongan focos a los alumbrados públicos, siempre terminan por destruirlos y tienen que mantener sus rejas cerradas, porque si no ellos suelen entrar.

Otra vecina informó que debido a su presencia, tienen que evitar la calle y rodear la cuadra, por miedo a que les hagan algo, por lo que piden que la casa sea demolida para evitar que regresen los hombres, al igual que pavimentar esa calle.

A tres días de lo sucedido, aún se puede observar en la terraza de la casa en donde habitan los agresores las manchas de sangre que dejó la noche del sábado este enfrentamiento.