Los pescadores estaban contentos y comentaron que “reanudaron bien la pesca”. Dijeron que con la venta del imponente escualo sacaron para sus gastos de hielo y combustible

Los pescadores Agustín Morales Cruz, Jesús Vázquez Rodríguez y Vicente Hernández Martínez, de 37, 15 y 25 años de edad, respectivamente, reanudaron con el pie derecho la pesca pues capturaron carito y cazón, pero en las redes cariteras se enganchó un tiburón de cinco metros de largo y 400 kilos de peso.

Con la captura de cazón, carito y sardina se reanudó la pesca ribereña, pero se mantiene suspendida la pesca de pulpo, los ribereños que se dedican al molusco consideran que las condiciones atmosféricas, sobre todo por el mar de fondo, no son propicias para salir a pescar, así que reanudarían actividades el lunes o martes.

Morales Cruz, patrón de la lancha “Pedro Antonio”, Jesús Vázquez y Vicente Hernández, zarparon el viernes a las tres de la tarde del muelle de La Caleta para la captura de carito, sierra y cazón, enfilaron al poniente de este puerto hasta situarse entre Chuburná y Sisal, a unas 18 millas de la costa.

Al llegar al punto de pesca, antes de cenar lanzaron las redes y después se dispusieron a descansar, luego en los primeros minutos de ayer sábado se dieron a la tarea de requerir las redes, las cuales sintieron pesadas, sacaron cazones y caritos, pero al poco rato, para su sorpresa, se encontraron con “un tiburón moribundo”, narraron los hombres de mar.

No tuvieron que luchar con el escualo para matarlo, al poco rato el enorme animal, un tiburón martillo, también conocido como cornuda, murió y entonces los tres pescadores comenzaron a batallar para subirlo a la lancha pues por el peso y tamaño se les dificultó.

Tres pescadores, también con base en La Caleta que se aproximaron a la “Pedro Antonio”, los ayudaron para subir al escualo, el enorme animal marino ocupó casi todo el largo de la lancha de 26 pies de eslora.

Los ribereños subieron todas las redes, carito, cazón y peje rey que cayó, después enfilaron a Yucalpetén.

A las 7 de la mañana, la “Pedro Antonio”, con su preciada carga arribó a La Caleta, de inmediato corrió la noticia de que los tres ribereños capturaron un enorme tiburón, algo inusual, pues los pescadores no son tiburoneros, sino escameros. La captura del rey de los mares fue fortuita: se enganchó entre las redes.

En total los tres pescadores capturaron la cornuda de 400 kilos, por la que ganarían unos $10,000, más los 20 kilos de cazón, otros 20 de carito y unos 10 de peje rey.

Los pescadores estaban contentos, comentaron que “reanudaron bien la pesca”, con la venta del tiburón sacaron para los gastos de combustible y hielo.

El escualo fue trasladado para su venta a una congeladora de este puerto que se dedica al seco salado de tiburón, el cual se destina para el mercado nacional.