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Una joven adolescente vivía con su madre y su medio hermano en un pequeño pueblo; llegaron ahí porque su madre padecía de pánico y cada que veía mucha gente tenía un ataque de ansiedad. A ella no le iba tan mal, pues ya había hecho amigos en la escuela. Llegó la noche del Halloween y por votación decidieron que el festejo fuera en casa de la chica; con dudas, ella aceptó.

En la fiesta, decidieron jugar a la ouija y todo parecía salir bien, porque inmediatamente contactaron a un espíritu que les hablaba. Estaban atentos al juego cuando se escucharon gritos en la parte de arriba de la casa. La adolescente no sabía qué era lo que sucedía, porque nunca antes habían pasado cosas sobrenaturales en su hogar, así que trató de mantener la calma y la de sus compañeros también, aunque ellos empezaron a desesperarse.

Después de unos minutos, cuando todo parecía calmarse, uno de los amigos comenzó a hablar en un extraño idioma que nadie entendía, así que el pánico inició de nuevo. En ese momento la ouija comenzó a moverse por sí misma y formó la frase: “Fue un gran error”. El tablero se movía de manera constante y en eso la adolescente vio algo que no pudo creer: a su padre. Se dio cuenta que él era quien estaba asustando a la gente. Subió a buscar a su madre, pero la encontró muerta y a su hermano, también.

¿Por qué los mató? La chica halló el diario de su madre y en él pudo leer que su progenitora lo asesinó tanto a él como al padre de su medio hermano. El juró venganza y la cumplió.