El servicio de mototaxis en Mérida no sólo es irregular, peligroso y caro, sino desordenado y sin vigilancia oficial lo que permite que la flota de este tipo de vehículos aumente en forma permanente.

Los mototaxis empezaron a cobrar notoriedad en Mérida, según recuerda el secretario general de la CROC en Yucatán, Pedro Oxté Conrado, durante el gobierno panista de Patricio Patrón Laviada, pero el Ejecutivo logró un control y restricción con ayuda de la policía estatal que inició la detención de vehículos no regulados.

Los operativos y detenciones de los mototaxis obligó a los conductores a buscar protección y apoyo en los sindicatos de la CROC y la CTM, según recuerda el líder croquista.

Con la mediación de estas dos centrales obreras, el gobierno de Patricio Patrón accedió a negociar y aceptar el servicio, pero con una ruta definida y vigilada. De esta forma, el gobierno panista aceptó que las 4 cooperativas que se formaron bajo la tutela de la CROC y la CTM tuvieran a 15 unidades cada una.

Es decir, eran 60 mototaxis permitidos en Mérida, pero “en la administración de la priista Ivonne Ortega Pacheco se perdió este control, regresó el desorden y la flotilla aumentó a unos 500 mototaxis que trabajaron como quisieron y hoy en día habría unos 800 mototaxis en la ciudad. Y sigue el aumento de la flotilla”, señaló Oxté Conrado, porque en el nuevo gobierno de Mauricio Vila Dosal, del PAN, ha entrado al mercado un grupo de 40 mototaxistas identificados como “los pitufos” por el color de las unidades, que es azul y blanco.

“Con Rolando Zapata, gobernador priista ‘dice Oxté Conrado’ también se quiso regular el servicio de mototaxis y la Dirección de Transporte otorgó un número a cada unidad y colocó el logo de la central obrera a la que pertenecía. Se definieron rutas en los sectores de la ciudad y se prohibió que usaran avenidas principales, calles primarias y secundarias para disminuir los riesgos de accidentes de tránsito. “En el sexenio de Patricio ya existían los mototaxis, nada más que estaba desordenado”, recuerda Oxté Conrado, cuya agrupación afilia a unas 200 unidades de este tipo. “Lo quiso prohibir, pero eso generó un descontento general. Vinieron a vernos varios grupos y los empezamos a organizar en cooperativas y pedimos concesiones para que trabajen en forma legal y ordenada, pero no lo aceptaron. Entonces se negoció que diera permiso a 15 mototaxis por cooperativa y se autorizaron 60 unidades que trabajaron de acuerdo con un plano de rutas que le entregamos”.

Pero con el cambio entre el gobierno de Patricio Patrón e Ivonne Ortega se desbordó este servicio y surgieron cientos de mototaxistas, alentados por inversionistas que metieron flotillas y empresarios que crearon nuevos grupos. Este brote ocasionó que surgieran divisiones entre los grupos y crearan nuevas cooperativas, que circularan por donde quieran y cobraran las tarifas que quisieran.