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Puebla y Lobos BUAP quedaron a deber en el cumpleaños 50 del Estadio Cuauhtémoc.

A pesar de que el marcador terminó 2-2 el juego fue de baja calidad y de baja intensidad. Algunas veces los empates 0-0 son muy entretenidos y hasta de alarido. En esta ocasión fue totalmente lo contrario pues los cuatro goles no quitaron la sensación de que el partido fue soso, lento y mal jugado. Realmente no le pasaba nada al partido, indigno incluso hasta para un juego de pretemporada.

Por supuesto, mucho más indigno para una fiesta de 50 años como la del Cuauhtémoc. Fueron 38 minutos de sopor hasta que apareció Mauro Lainez con un desborde sobre Vladimir Loroña; su servicio raso lo midió mal Daniel Arreola y Leonardo Ramos aprovechó el regalo para despertar del letargo a los aficionados presentes en el Coloso de Maravillas.

Por supuesto, los de La Franja reaccionaron con amargura y los de la Benemérita, los menos, gritaron a todo pulmón. Perece que los jalones de oreja estuvieron fuertes en el descanso porque Puebla salió avasallador para la segunda parte. Jonathan Espericueta sacó un bombazo de zurda para empatar el cotejo en el 49’. Y al 52’ llegó la voltereta con el pase medido de Omar Fernández y el remate cruzado de Lucas Cavallini. Apenas cuatro minutos bastaron para que La Franja hiciera algo digna la fiesta de cumpleaños de medio siglo de su estadio.

Pero la vorágine de La Franja solo duró ese pequeño lapso porque después el equipo se dedicó a conservar la ventaja.

El castigo llegó porque al 81’ Michaell Chirinos aprovechó un servicio largo de Yago da Silva. Fue otro error del defensa Vladimir Loroña al medir el balón y el hondureño puso cifras definitivas.