Fotografia de la Edición Impresa

La paliza que le puso su primer toro hacía ver en el rostro un rictus de dolor que a todas luces dio a pensar que Roca Rey no podría seguir lidiando a ese animal. Tenía el terno hecho harapos en la taleguilla y, seguramente, alguna cornada interna.

Nadie pensaría que, dos horas después, estaría siendo aclamado como “torero, torero”, sacado en hombros de la plaza de toros que más paga en el mundo. Y consagrado como primera figura del toreo.

La paliza fue de órdago. Pero este joven peruano de 21 años está hecho de otra sangre y sus muslos son otra cosa comparado con muchos otros de los que se visten de oro y plata para plantarse ante la cara del toro. Y vaya. Toreó ese a base de esfuerzo, se fue a la enfermería, lo atendieron y, sepa Dios cómo, regresó para despachar al sexto de la tarde. Y al último, lo toreó magistralmente, para poner de acuerdo a todos en Las Ventas, más de 24 mil espectadores que agotaron el boletaje. A la crítica, también, la puso en la misma sintonía con este triunfo de Puerta Grande, en una tarde de máxima expectación en la Feria de San Isidro.

Carlos Ruiz Villasuso, crítico de mundotoro.com, apuntó lo siguiente: Un hombre, recién cosido de una cornada, sacó de sus entrañas el terremoto más brutalmente puro de los que crearse puedan. Tembló Madrid barrio a barrio, casa por casa. Con el eco de los olés llegando por el aire hasta más allá de esta ciudad que tuvo el privilegio del sismo mas imponente que existir pueda: el toreo mayúsculo de un hombre cuyo valor no tiene horizonte y cuyo toreo desprecia todo aquello que no sea verdad. Cuando el toreo es Roca y es Rey, no hay fuerza de la naturaleza más soberbiamente hermosa. Con un toro de fondo poderoso de Parladé y estampa para enmarcar, el toreo ha lanzado el mensaje: no hay cojones a prohibir esto. Lo lanza, lo dice y lo firma @Rocarey, que resucitó después de una brutal cogida, para sacar desde dentro un huracán de toreo sin mas precaución que el desprecio a su propia vida”. O como posteó el respetado conservador ABC de España: “Faena de gran figura del toreo de Andrés Roca Rey”.

Así le vieron todos en esa tarde de drama, de susto, de épica. El rey emérito Juan Carlos de España y su hija la infanta Elena presenciaron la corrida desde una barrera, y recibieron el brindis de los tres toreros, en el primer adiós de “El Cid”, sin fortuna ante los de Parladé, y López Simón, quien paseó una oreja de su primero. “Puerta grande para un rotundo Roca Rey en Madrid”, titulaba el portal de la revista “Aplausos”. “El peruano, corneado por el tercero, salió a matar al sexto y se entregó al máximo en una faena para la historia”. Y como lo pinta la reseña de “El País”, se dice todo: “ganada a pulso a base de coraje, disposición, firmeza y arrojo. Le cortó merecidamente las dos orejas al sexto de la tarde, un manso de libro que embistió con casta a la muleta de un torero dispuesto a todo con tal de alcanzar la gloria”.

Roca Rey puso a todos de acuerdo mientras iba del infierno a la gloria.