Agentes y bomberos que acudieron a atender el reporte de un accidente, pero no hallaron nada. ¿Será que fue algo extra normal?

El aviso de un automovilista causó una rápida movilización de policías, paramédicos y hasta bomberos estatales ayer en la madrugada en la vía que une a Kinchil con Celestún, exactamente de la “curva del diablo”, que ha sido escenario de varias tragedias.

El turista, que arribó a Celestún, se presentó en la Comandancia que está a un costado del Palacio Municipal y casi juró asustado que había visto un vehículo volcado, donde apenas se detuvo y escuchaba los gritos de auxilio.

Lo anterior al filo de las 3 de la mañana, pero por estar oscuro y en curva, mejor se quitó para pedir ayuda.

Ante esto los cuerpos de emergencia no lo pensaron dos veces y arribaron de volada. Tras peinar bien este tramo, los agentes de las dos patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública asignadas a esta comunidad, no vieron ni un alma en pena y mucho menos rastros de alguna salida de auto.

La falsa alarma hizo que regresarán a sus bases los tragahumos del carropipa 794 y paramédicos de la 21-G, de Kinchil y Hunucmá, respectivamente.

Lo que es neta es que no es la primera vez que suceden este tipo de fenómenos paranormales. Hace unos seis años se dio el reporte de que un motociclista vio a la orilla de la carretera un cuerpo tirado.

De inmediato un fuerte operativo se desplegó en dicho tramo, pero tampoco se halló el cadáver. Como se sabe la “curva de la muerte (o Bella Flor)” y la “curva la del diablo”, un kilómetro y medio más adelante, han sido escenario de múltiples percances que han cobrado la vida de al menos 15 personas.

Fue en la “curva del diablo” donde fallecieron, hace 9 años, unos bomberos y donde, el año pasado, un chavo se cercenó la pierna al chocar con una vagoneta.