Después de medio siglo de matrimonio, el marido se muere, y al poco tiempo después, la esposa también y se van al cielo, donde ella encuentra al hombre, va corriendo hacia él y le dice:

—¡Amor mío! ¡Qué bueno encontrarte!

Y él responde:

— ¡No me vengas con esas cosas! El contrato fue clarito: “Hasta que la muerte nos separe”.