Érase una vez una mujer tan alta, pero tan alta que se cayó el lunes y llegó al suelo el viernes.

***

—¿Me da dos panes?

—¿Usted no es Drácula?

—Sí.

—Pues, ¿no que Drácula sólo bebe la sangre de sus víctimas?

—Sí, pero una persona se accidentó bien feo y la pobre quedó como para untar en el pan.