—Oye, ¿Es verdad que eres sordo?

—Un poquito, pero ya me estoy poniendo a dieta.

***

—Mamá, mamá, Pepito me ha mordido la oreja.

—Pepito, deja en paz la oreja de Anita. —

¡Pepito, déjala en paz, te digo!

—Muy bien, Pepito, dame esa oreja.