—Oye, Joel. ¿Sabes en qué se parece un hombre a una gallina?

—No, ¿en qué se parece?

—En que pasa todo el día acomodándose los blanquillos.

***

—Oye nena, ¿sabes la canción de la nalga?

—No, no me suena esa canción

—¿Te la toco?

—Ahora no; después sí…