#Rusia Una joven madre tuvo que hacer un viaje, por lo que dejó a su pequeñito de 11 meses al cuidado de sus padres, pero al regresar ya lo habían asesinado.

El abuelo del chiquito estaba borracho por haber tomado grandes cantidades de vodka, así que en un momento tomó al bebé para meterlo al horno de leña que estaba prendido en ese momento. El pequeño Maxim murió incinerado.

Miyagashev, de 47 años, y su esposa podrían ser condenados a cadena perpetua por el asesinato de su nieto. El matrimonio había cuidado perfectamente al bebé en ciertas ocaciones antes de estos hechos.