NUEVA YORK (AP) — El 11 de septiembre del año 2001, las Torres Gemelas de Nueva York quedaron reducidas a escombros tras ser embestidas por aviones de pasajeros, secuestrados por un comando de Al Qaeda.

Se trató de mayor atentado terrorista de la historia con un saldo de 3 mil muertos.

Familiares de víctimas llegarán a la Zona Cero este miércoles, y el presidente Donald Trump tiene programado participar en una conmemoración en el Pentágono.

El vicepresidente Mike Pence va a dar un discurso en el lugar del tercer ataque, cerca de Shanksville, Pensilvania.

No se cierra la herida

Dieciocho años después de los ataques terroristas más mortales en territorio estadounidense, la nación sigue tratando de reponerse.

Las secuelas de los atentados, pueden notarse desde las inspecciones de seguridad en los aeropuertos hasta Afganistán, donde la invasión después del 11-S se ha tornado en la guerra más larga de Estados Unidos.

Las negociaciones de paz entre Estados Unidos y el Talibán colapsaron en los últimos días.

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Los daños colaterales

En los últimos años ha habido una creciente concientización sobre el sufrimiento de otro grupo de personas relacionada a la tragedia: los bomberos, policías y otros socorristas que murieron o se enfermaron tras estar expuestos a los escombros y toxinas en el aire de la zona.

Aunque continúa investigándose si esas enfermedades están ligadas a las toxinas del 11-S, un fondo de compensación para personas con problemas de salud potencialmente relacionados a los atentados ha entregado más de 5.500 millones de dólares hasta ahora.