El panteón “La Soledad” en Toluca no solo es espeluznante por ser la propiedad que alberga cuerpos de personas fallecidas, sino porque la leyenda cuenta que en el tétrico lugar ocurre actividad paranormal durante las noches, cuando los muertos se levantan.

Todo comienza con una niebla que se propaga entre las tumbas, es la señal de que las almas han despertado, pues se pueden escuchar lamentos que provienen desde la bruma, la cual después desaparece, sin embargo los lamentos se quedan… Y las misteriosas manifestaciones cada vez se vuelven más notables, pues incluso se pueden escuchar rezos como si de una multitud se tratase, además de sombras que se ocultan entre la oscuridad.

Se piensa que estas animas son personas que murieron ejecutadas, pues en la antigüedad el panteón fungió como área de fusilamiento.

Existe un testimonio de un vigilante del panteón, que relata que en una ocasión vio tres señoras que caminaban deprisa por los pasillos entre tumbas, este las siguió y cuando estaba a punto de alcanzarlas, las mujeres desaparecieron, en cambio una bola de fuego apareció y voló atravesando una pared, en la cual aún se puede ver la evidencia de una mancha quemada.
Una de las tumbas más conocidas de este panteón pertenece a la comunidad alemana, pues durante un festejo de la Revolución, se dio de comer un asado de puerco envenenado, por el cual murieron 35 personas, entre ellos 14 alemanes, los cuales fueron enterrados en estas tierras sagradas, se cuenta que en su sepulcro también se pueden ver almas merodear.

Entre las almas en pena, niños que ríen mientras juegan, una figura negra que se escabulle por las tumbas y muchos seres más, hacen del panteón un escalofriante lugar, sin embargo hay un fantasma que representa el verdadero terror, pues en vida disfrutaba de desollar a las personas, el fantasma del que se tiene que temer es el de “El general Juan Nepomuceno Mirafuentes”.

Era un político del Estado de México, quien al fallecer su cadáver fue enterrado en una iglesia, pero los vecinos del lugar pagaron las negativas consecuencias, pues por las noches el maligno espíritu del general cabalgaba un caballo y recorría las calles cercanas hasta encontrar una victima a quien desollar, muchas personas desaparecieron, por lo que decidieron trasladar al hombre al panteón, cuando desenterraron su ataúd, se percataron que su mano estaba fuera de el.

Para apresar su alma enojada, le colocaron un enorme monumento sobre su sepulcro, para que no pudiera salir fácilmente de su ataúd, como lo había hecho anteriormente; El alma en pena sigue atrapada bajo tierra, esperando el momento en ser liberado, para buscar venganza junto a su caballo, el cual lo espera fuera de su tumba, pues cuando más oscura esta la noche, se puede escuchar su furioso relinchido.