Con la constancia

Desde que era un bebé, a los 6 meses, a José Rodrigo le tuvieron que extirpar los globos oculares. Se le había desarrollado un tumor cancerígeno.

Todo empezó en un ojo, luego invadió al otro y la metástasis amenazó su cerebro, la única opción que sus padres tuvieron era que perdiera la vista.

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José Rodrigo con su constancia de Maestría

Este 2019, el joven que trabaja en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (CODHEY) concluyó su maestría. Los logros se acumulan para él, pues en 2018 ganó la convocatoria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y estuvo  ocho meses en la Ciudad de México.

Vida normal

Él mismo relata que desde niño, buscó llevar una vida normal, sus estudios los realizó en escuelas regulares. Lamentablemente, su papá murió cuando él tenía 15 años y su mamá hizo todo para mantener a su familia.

“Saber de leyes, defender y apoyar a las personas que padecen alguna discapacidad visual y a la sociedad en general, es lo que me motivó estudiar Derecho. Actualmente realicé la Maestría en Derechos Humanos”, señala José Rodrigo.

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“Hay mucha discriminación hacia nosotros, no hay cultura, ni respeto y mucho menos oportunidades de trabajo”.

Asimismo, comenta que fue  una de las personas favorecidas del Centro de Educación Especial para la Integración de Carentes de Vista y Disminuidos Visuales.

La Universidad Marista, fue el alma mater de José Rodrigo

Ahí, en su niñez le proporcionaron las herramientas necesarias para sobrevivir. “A la vez me enseñaron a explotar mi potencial y no ser un ciego de casa o que sale a calle para pedir limosna”.

Concluye, que aprendió que es esencial incluir laboralmente a las personas con discapacidad a nivel profesional. Esa fue una experiencia derivada de su estancia en el alto Tribunal. “Sólo así se puede dar el ejemplo para que las demás instituciones realicen lo mismo”.