Es un tema resuelto en casi toda América Latina: cuando en una elección presidencial ningún candidato alcanza una mayoría clara, se realiza una nueva votación para definir al ganador.

Eso no ocurre en México, uno de los cinco países de Latinoamérica donde no existe segunda vuelta electoral, con Honduras, Panamá, Paraguay y Venezuela.

En México desde hace más de una década se han realizado intentos por establecer la segunda vuelta pero sin éxito. La discusión se reactiva en contiendas competidas o con alguna controversia, como sucede en la actual elección presidencial, que se realizará el próximo 1 de julio.

Pero hasta ahora prevalece el método de mayoría relativa para elegir al presidente de la república, gobernadores, alcaldes, legisladores y la mayoría de los cargos públicos.

Es decir, gana quien obtiene el mayor número de votos, sin importar la cantidad de personas que participe en las elecciones.

HISTORIA

¿Por qué no ha sido posible establecer la segunda vuelta electoral en México?

Una respuesta es el modelo político que imperó en el país durante casi todo el siglo pasado, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganaba la mayoría de las elecciones.

En tal escenario repetir las votaciones no pareció necesario: los triunfos de ese partido solían ser por amplio margen.

El entorno empezó a cambiar en los polémicos comicios de 1988, cuando Carlos Salinas de Gortari fue elegido presidente.

Y el escenario se transformó en 1997, cuando por primera el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados.

A partir de ese momento ninguno de los presidentes del país logró un respaldo mayor a la tercera parte de los votantes registrados.

Además, ninguna de las principales fuerzas políticas obtuvo mayoría en el Congreso aunque el PRI, mediante alianzas con otros partidos, consiguió controlar la mayoría de las votaciones legislativas.

Es una de las razones por las que se plantea establecer la segunda vuelta electoral, algo que se fortaleció tras el resultado de los comicios presidenciales de 2006.

Esa vez el candidato declarado como vencedor, Felipe Calderón, obtuvo una ventaja de 0,56% del electorado.

De hecho Calderón impulsó en 2012, casi al final de su gobierno, una iniciativa para legalizar una segunda ronda de votaciones en contiendas con resultado competido.

La propuesta, como otras, permanece archivada.