Los participantes en la línea de salida previo al arranque de la carrera de convivencia

Cobijados por la sombra de árboles de cocoyol, flamboyanes, pich, y ceibas, entre otras especies, alrededor de 500 residentes del Country Club Yucatán participaron el pasado domingo en la tercera edición de la carrera Fundación Unidos por el Deporte donde todos fueron ganadores.

Los corredores fueron solidarios con el Centro Comunitario “In Huotoch” de Chablekal, institución que administra la Fundación Yucatán Country Club, porque sus cuotas de inscripción se destinarán a las mejoras de las canchas deportivas de ese centro de asistencia social.

Fue una carrera para los atletas que tienen la cultura del cuidado de la salud y gustan de la velocidad y resistencia, una caminata para las familias con sus hijos pequeños y un paseo dominical para quienes dan bienestar a sus mascotas porque hubo participantes que terminaron rápido la ruta de 10 kilómetros y otros que tardaron dos horas para llegar a la meta del circuito de 5 kilómetros porque debieron empujar carreolas y atender las necesidades de sus dóciles animales.

“La ganadora de la categoría de cuatro meses es… Samanta”, dijeron los padres de esa bebé, Gabriela Flores Romero y Alberto Sánchez González, cuando cruzaron la meta y posaron para la foto del recuerdo.

“Estuvo súper padre, fue una convivencia familiar muy bonita, este tipo de eventos integra a la familia y además ayudas a la labor de la Fundación”, comentó la madre de la bebé.

La carrera también sirvió para conocer algunas historias de la calidad humana de los residentes. La señorita Priscila Alarcón Preisser tuvo que narrar muchas veces la tragedia que vivió su perrito mestizo “Bongo” porque no pasó desapercibido que sólo tuviera tres patas.

¿Qué le pasó? preguntaron niños y adultos quienes acariciaron al ahora limpio y atlético “Bongo”.

La dueña contó que era un perro de la calle, lo atropellaron en el rumbo de Boxito Kalia y lo dejaron abandonado con varias fracturas. Personal de un albergue de animales lo rescató y curó, pero no pudieron salvar su pata izquierda por lo que se la amputaron. Cuando ella oyó la historia del perrito lo adoptó enseguida y desde hace dos años es su compañero inseparable.