Fotografia de la Edición Impresa

América está perdiendo el rumbo en la etapa más importante de este semestre y a pesar de haber logrado una nueva calificación a la Liguilla, el panorama ha dejado de ser alentador con el fracaso a cuestas que hubo en la Concachampions y un vestidor que ha perdido unión, síntoma de la presión y diferencias del plantel con el técnico Miguel Herrera.

Los emplumados están sintiendo bien duro la presión, pues al inicio del torneo el dueño el equipo, Emilio Azcárraga, advirtió que quería un título “sí o sí”; en la primera prueba en Concacaf ya se fracasó.

La última discordia se dio el pasado viernes: tras ser expulsado Mateus Uribe y protagonizar señas airadas con el Piojo cuando se dirigía hacia el vestidor, pues éste no ocultó su molestia al considerar que el colombiano había regalado la tarjeta roja, al inconformarse por la decisión del silbante.

Tras la dolorosa derrota en Puebla, ese mismo día el colombiano reconoció el error de su expulsión ante sus compañeros y ofreció disculpas. Ya en la eliminación ante Toronto, hace dos semanas en el Estadio Azteca, los ánimos estuvieron encendidos en el vestidor águila con fuertes escenas de reclamos y gritos entre el técnico y varios de sus jugadores.

“El equipo se ha sentido incómodo y a algunos jugadores no les gusta que Miguel (Herrera) los exhiba cuando se pierde. El ambiente interno es muy tenso y a Miguel se lo está comiendo la presión”, mencionó una persona cercana a la directiva.