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Es el mismo tipo que comenzó su andar en las pesas siendo un gordito que su abuelo quería se dedicara a algún deporte.

“Sí, claro, pero antes era un flácido, un suave, con mucha grasa. Ahora, ya de mis 110 kilos, la mayor parte son músculo”, dijo Josué Medina Andueza, bronce centroamericano.

Así se define el que es considerado uno de los pesistas promesas internacionales. Hace poco, era promesa mexicana.

Pero, tras el golpe de autoridad que dio en Barranquilla, los ojos del mundo le han colocado al otro lado de la línea divisoria, pero en el sector de los que pueden aspirar a más. “Yo quiero llegar lejos. He ganado muchas medallas, pero quiero alcanzar otras metas. Más, después de lo vivido en Barranquilla”. En los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que marcaron su debut en esa competencia, no estaba considerado siquiera para estar entre los cuatro mejores de la región.

“Estaba pronosticado para ser quinto o sexto. ¿Cuarto? Tal vez… Pero se dio todo y llegue a la medalla de bronce”, chismeó.

Parte de su trayectoria ha sido ir de desafío en desafío, o, también, de milagro en milagro.

Porque, lo suyo, era que entrenara boxeo, de acuerdo con los planes familiares, y “por gracia de Dios, y de mi familia, hoy estoy haciendo deporte, como querían, pero no en boxeo, sino en pesas, y me siento muy feliz con lo que hago”.

Y milagro, porque, dijo, “me he salvado de operaciones porque me tocó un doctor que ha sido clave para mí, Alberto Alcocer. Ahora que me trató y descartó una operación, me dijo eso precisamente: es un milagro, porque ahora, no vamos a operarte”.

Cobijado por la familia, por un doctor al que recurre con frecuencia, y por un entrenador que ha sido como un maestro, el cubano Manuel Guising Navarro, “me siento muy feliz compitiendo. Tengo lo que necesito. Y por eso, no puedo dejar de trabajar fuerte”.

Mi sueño, nunca se me va a quitar de la mente, es ir a competir a unos Juegos Olímpicos. Espero hacer realidad ese sueño, si no es en los de Tokio en 2020, estaré en los de Francia en 2024. Pero estaré”, dijo.

Lo de Barranquilla, donde levantó 160 en arranque y 193 en envión, “tuvo señales. En los 193, fue como una llamada para decir: párale y atiéndete. Y aquí estamos a Dios gracias, recuperándonos. Y la otra es que dejó ver que puedo llegar lejos, siempre que me lo proponga. Nadie esperaba que fuera bronce, así que esto es una cosa mía, de nadie más. El equipo multidisciplinario lo tengo, lo que necesito es actuar”.

“Ah, y gordito lo seré siempre. Pero cuidando lo que como”.