Un hombre fue destazado y enterrado de manera clandestina en un cementerio vecinal de Iztapalapa.

El pasado miercoles mientras realizaba los trabajos de reparación de una tumba; un chavo llamado Marcos Uriel percibió un olor fetido que provenia de una lápida, mas especificamente la número 814.

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Enseguida el chavo le dio el pitazo a sus jefes, los cuales le avisaron a la poli; ya que tenían la sospecha que se trataba de que lo que apestaba en el cementerio era un el cuerpo de un hombre en descomposición.

Ya que es común que en el lugar aparezcan muertos diversos tipos de animales pero en esta ocasión el olor era diferente.

A pesar del reporte, la tira llegó un día después al cementerio; los cuales siguieron como unos sabuesos el rastro del olor hasta llegar a la tumba numero 814.

Ahí hallaron debajo de un bloque de concreto cuatro bolsas de diferentes tamaños, las cuales habían sido semienterradas.

En una de las bolsas encontraron la cabeza de un hombre y las demás los otras partes del cuerpo.

Lo más perturbador del hallazgo, es que aún lado de las bolsas había una caja de madera que en su interiorr contenia las fotos de una mujer.

Con información de El Gráfico.

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