Alejandra González Tec, vecina de la colonia Amalia Solórzano, se llevó el susto de su vida cuando acechó por la venta de un predio y descubrió el cadáver de su vecino colgando.

Asustada, la mujer corrió a pedir ayuda. “No se le entendía nada, estaba pálida y no podía hablar”, indicó uno de los vecinos.

Tuvo que ser tranquilizada por los vecinos con un té de hojas de naranja. Luego pudo hablar y entonces dijo que “Wicho” se había colgado. Se dio aviso a los servicios de emergencia y en minutos llegó una patrulla de la SSP, cuyos agentes corroboraron el reporte. Como parte del protocolo se pidió una ambulancia, cuyos paramédicos confirmaron la muerte.

De acuerdo con los vecinos, la última vez que vieron con vida a “Wicho” fue el viernes por la noche, cuando estaba tomando.

La casa ubicada en la calle 45 lote 2 entre 20 y 22 de la Amalia Solórzano II fue asegurada para el levantamiento del cadáver.

Según los vecinos, el ahora occiso tenía entre 25 a 30 años, vivía solo y se le conocía sólo por su apodo.

Se le veía triste y estaba deprimido luego de que su pareja lo abandonó debido a su adicción al alcohol.