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A tres semanas que el mero entró en veda y poco más de dos meses que el pulpo también, continúa imparable la captura ilícita de esas dos especies marinas, consideradas pesquerías pilares de la economía de cientos de familias del litoral yucateco.

La zona de la captura furtiva de mero, pulpo y pepino de mar es de Telchac a Dzilam de Bravo, de modo que abarca también las costas de San Crisanto, Chabihau y Santa Clara, hasta las inmediaciones del faro de Yalkubul, cerca de la zona oriente.

En esa zona hay por lo menos unas 200 embarcaciones con unos 600 pescadores dedicados a la pesca furtiva, y así se lo hicieron notar a las autoridades pesqueras y la Autoridad Marítima Nacional en una reunión a la que asistieron representantes de cooperativas pesqueras, empresarios, armadores y comités náuticos del litoral.

En la reunión se expuso que también hay centros de acopio y congeladoras que compran el producto en veda; que la pesca furtiva se realiza porque no hay adecuada vigilancia en el mar y revisión a las embarcaciones, así como en las plantas.

Los asistentes a la reunión, que se realizó anteayer al mediodía, señalaron que hay “tolerancia para la pesca furtiva”, no se combate tanto en el mar como en tierra, eso lo saben los furtivos que salen y entran a los puertos sin problema y comercializan el pulpo, mero y pepino de mar sin que sean molestados.

Recalcaron que no hay ninguna detención de furtivos y o menos de los asaltantes encapuchados que operan en alta mar, lo cual ha propiciado que por lo menos un centenar de ribereños no salga a pescar carito, sierra y canané, pues tienen miedo de ser asaltados o “que los maten” porque los delincuentes andan armados.