La brecha salarial es un fenónmeno que aún existe en el país y que pone en desventaja a las mujeres.

Los hombres obtienen ingresos 12 por ciento superiores a los que reciben las mujeres por el mismo trabajo.

Para igualar los ingresos al año, las mujeres deben trabajar lo equivalente a 35 días más en comparación con lo que realizan los hombres.

De acuerdo con el análisis “Brecha laboral de género: reto de la mujer actual”, realizado por Eva Arceo Gómez, académica de la Universidad Iberoamericana, alrededor del 78 por ciento de las empresas discriminan con base en la edad y cuatro por ciento con respecto a la apariencia física, especialmente a mujeres.

El análisis revela que 30 por ciento de las mujeres pierden la oportunidad de desarrollo laboral debido a su género; y, actualmente, las mujeres cuentan con una participación de 45 por ciento en el mercado laboral.

Según el informe presentado por la prestigiada investigadora, fue en la década de los noventa cuando se pensaba que las mujeres solían ser menos productivas que los hombres; sin embargo, en la actualidad, la productividad de ambos sexos es equiparable.

La brecha salarial es más grande en las clases bajas; y en México se presentan obstáculos para que en México, las mujeres tengan acceso a puestos directivos, fenómeno que genera una brecha salarial.

Como parte de su investigación, Arceo Gómez demostró el impacto de la discriminación en el ambiente laboral a través de un experimento donde se enviaban currículums de experiencia equiparable a mil empresas.

La investigación reveló que las mujeres de piel blanca reciben 25 por ciento más llamadas que las de piel morena.

“Se descubrió que las solteras tienen más oportunidades laborales que las casadas.

Se reveló que las mujeres piden menos dinero, por lo que son percibidas como mano de obra barata.

En México, los hombres ganan 12 por ciento más que las mujeres. La brecha salarial se da por productividad, tipo de trabajo, sindicalización, distintas condiciones laborales y comportamiento, diferencias biológicas, conexiones sociales menos benéficas y discriminación”, destaca el estudio.

Durante el estudio, Arceo Gómez realizó una serie de encuestas en el contexto académico que arrojaron que las profesoras son más cuestionadas por su apariencia y personalidad; además, descubrió que la palabra “mala” se utiliza más en las mujeres; y los estudiantes se refieren a sus maestras como “miss” y a sus maestros por sus títulos académicos.

Respecto a las incapacidades y permisos por maternidad, comentó que los hombres no se ven afectados debido al nacimiento de sus hijos.

“Las mujeres dejan de trabajar debido a la lactancia y el cuidado de los infantes.

Además, se descubrió que los efectos laborales del nacimiento de un hijo tienen impacto a largo plazo”, apunta la investigación.

En la conclusión, la investigadora explicó que las mujeres son siendo discriminadas, a pesar de que las brechas de género han disminuido en años recientes, pues es de gran importancia otorgar las mismas licencias de paternidad tanto a hombres como mujeres, ya que esto beneficiaria a las y los trabajadores y sus familias”.