¿Quién es Héctor González el asesino de los niños de Tizimín? Con tan solo 18 años, confeso sus terribles asesinatos a menores.
Héctor González el asesino de los niños de Tizimín solo tenía 18 años cuando ya había asesinados dos menores, su primera víctima la había enterrado en el patio de su casa.
Tras haber confesado sus crímenes, se dieron a la tarea de revisar el predio, llevándose la terrible sorpresa, eran dos niños enterrados en una sascabera, en Tizimín.
Además se pudo concluir que los cadáveres pertenecían a dos menores que habían sido reportado como desaparecidos meses atrás.
Por lo que se intensificaron las investigaciones y se dio con el criminal, quien residía a unos metros de una tienda donde supuestamente los chicos pasaron para ir de compras.
Las autoridades no dudaron en detener al asesino de niños de Tizimín
La policía detuvo a Héctor González Rivera, de 18 años de edad, quien confesó los dos asesinatos y que había semienterrado a su primera víctima en el patio de su casa.
Ahí se halló la osamenta del primer desaparecido. Había sido torturado, abusado, muerto a puñaladas y quemado. Sus restos estaban en una bolsa.
¿Cómo perpetró su atroz asesinato?
Según informan algunos medios, González Rivera invitó a los niños a entrar a su casa, ofreciéndoles golosinas y tomarse unas fotos, y aceptaron.
Los ató y torturó, clavándoles en los costados una navaja, según estas acciones le producía placer además de ver la sangre y el sufrimiento de los pequeños, según confesó.
Los cuerpos fueron quemados y arrojados después en la sascabera. De hecho, el hedor que despedía el cuerpo de la última víctima puso al descubierto el espeluznante hecho.
El perfil de un monstro: Héctor González el asesino de los niños de Tizimín
Héctor González era muy delgado y bajo de estatura, aparentemente inofensivo, por otro lado, se supo que era alguien solitario y de pocas palabras; no se determina cuáles eran sus preferencias sexuales.
Al momento de su detención el asesino relató con lujo de detalles el placer que le ocasionaron ambas muertes, lo que confirmó que era un psicópata.
La gente que lo conocía señalaba que nadie lo hubiera imaginado capaz de semejante atrocidad, sin embargo en sí mismo guardaba una irá incontrolable.
Cuando fue sentenciado declaró a la prensa que había en él había un profundo rencor, una rabia incontrolable que lo hizo actuar de manera tan sanguinaria contra dos menores.
De no haber sido detenido en aquel entonces este asesino, quizá la cadena de crímenes contra niños tizimileños se habría prolongado.
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“Algo me orilló a matarlos. Antes de hacerlo no me sentía tranquilo, no dormía bien. La tranquilidad llegaba a mí después de matar, de ver la sangre cómo fluía de sus cuerpecitos. Algo me impulsaba a que lo hiciera”, expresó en sus aterradoras declaraciones.
A pesar de haber sido detenido y sentenciado, confesó que su sed de sangre no estaba satisfecha del todo. Según se dice que este peligroso sujeto qsalió libre desde hace algunos años.
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