En todas las ciudades hay historias de terror y misterios, como esta del fantasma de la casa contada en Facebook por Germán Hernández.

Después de vivir un tiempo con mi familia en el puerto de Progreso regresamos a vivir a Mérida, por lo que nos vimos en la necesidad de rentar una casa.

Cuando mis papás nos avisaron que ya habían rentado la casa y todo, fui a conocerla y la verdad me pareció “bien” pero en el fondo algo no me convencía.

Cabe destacar que siempre he sido como que muy perceptible o como le llamen y siento vibras. Por lo que siempre me han pasado cosas de tipo fantasmas.

Bueno, después de mudarnos, a los pocos días, llegando de la prepa, mamá me dijo: “¿qué crees qué pasó?” Y me contó que a mi hermanita mientras guardaba sus cosas y acomodaba, le corrieron las hombreras de lado a lado de donde se encontraban colgadas.

Mi respuesta fue: “Seguro fue el viento, pero ni pensemos en cosas malas porque recién acabamos de llegar”. Pero en el fondo pensé “alv, diosito que no pase nada”.

El caso es que fueron pasando los días, semanas, meses, y el fantasma o lo que sea, agarró de su puerquito a su servidor, porque comenzaron a ocurrirme cosas, únicamente a mi. Tipo: escuchaba que me llamaban, bajaba y no era nadie.

Escuchaba que me llamaban por mi nombre y cuando llegaba con mis papás me decían que ni me habían hablado. Se desaparecían las cosa; ponía algo en un lugar y al rato ya estaba en otro lugar. Comencé a tener pesadillas recurrentes. No podía dormir.

Los perros no estaban tranquillos

Tenía 5 perros, 3 gran danés y 2 cocker, para quienes me conocieron en mi adolescencia o esa etapa de mi vida, sabrán que uno de los gran danés, se llamaba Atenas y era mi hija, mi bebé, literal, todo hacíamos juntos.

Y que una de las cocker de nombre Wanda era un desastre y no le tenía miedo a nada, parecía perro de Hitler.

Mi cuarto se encontraba en la parte de arriba, en el segundo piso, y ahí había una especie de patio, donde subí a Atenas a que viviera, porque estaba justo a lado de mi cuarto.

Atenas lloraba cuando todo se apagaba o cuando no estaba alguien arriba, deben saber que Atenas tenía adiestramiento y era un perro equilibrado, obedecía a las órdenes, así que no era por ansiedad, o que no estaba con ella.

Por las noches Atenas se ponía muy inquieta, rascaba el piso y se movía mucho, se paraba en mi ventana y quería entrar.

Wanda, la perra de Hitler no temía a nada, o casi nada, eso pensaba, pero a la parte de arriba no subía por nada del mundo, y si lo hacia era obligada porque yo la subía, por lo que ella de inmediato quería bajar y se impacientaba estando ahí y se hacía pipí.

Te podría interesar: Los perros aúllan cuando ven a la muerte

Las cosas extrañas subían de nivel

Bueno, así fueron pasando las semanas y meses, conforme pasaba el tiempo, subían de nivel las cosas que ocurrían, cada vez era más difícil estar solo o subir al segundo piso porque desde que subías sentías el ambiente pesado, una vibra rara.

Una noche mientras estudiaba para mis exámenes, la puerta de mi cuarto se abrió lentamente. La verdad es que no tome importancia, así que fui y la cerré; cuando regrese a mi lugar, la puerta se abrió nuevamente como si alguien entrara al cuarto o saliera. Sentí temor pero me aguanté.

Durante esa semana de exámenes me quedé a estudiar hasta tarde, y casi todos los días ocurrió lo mismo, la puerta se abría sola, por lo que decidí dejar entrar a mi cuarto a Atenas para que me hiciera compañía, Atenas desde que entró se acomodó justo entre la puerta y de donde yo me encontraba, viendo a la puerta con mucha atención. La verdad es que me sentí más seguro.

Había pasado poco tiempo cuando al mismo tiempo que la puerta se abría, Atenas ladró y se paró de golpe. Obvio que morí de miedo, pero me sentía seguro con ella, media como 75 centímetros a la cruz, era un gran danés, entonces me levanté y cerré.

Atenas se quedó en la misma posición por lo que me quedé viendo a la puerta y fue cuando entonces vi como la perilla/manija de la puerta se giró lentamente y se abrió muy lento la puerta.

Esa noche ni pude seguir estudiando del temor que me dio, prendí todas las luces de arriba y así dormí.

Bueno al paso de los días las cosas ya habían subido de nivel, pase de escuchar mi nombre y que se perdieran cosas y que la puerta se abriera, a que se las luces que deje encendidas se apagaran o cuando bajaba a cenar y regresaba ya estaban apagadas, sombras, ruidos extraños.

Le contaba esto a mis papás, pero pues sentía que no me creían del todo o más bien trataban de que yo no le tomé importancia porque no teníamos otro lugar a donde ir.

Empezó a pasarle a los demás

Fue entonces que empezó a ocurrirle a los demás, hermanita, mamá y por último a papá.

A mi hermanita le comenzó a ocurrir algo similar a lo que me pesaba, escuchaba que la hablaban, ruidos extraños, la puerta del cuarto, se perdían las cosas, no se sentía sola, pero con ella comenzaron a verse sombras.

Debajo de la puerta, ella en varias ocasiones vio a alguien caminar sin que hubiera alguien arriba.

Mamá por su parte escuchaba que hablaban, pero no era nadie; ponía las llaves en la mesa y a los pocos minutos no estaban, aparecían en el cuarto.

A papá también le ocurrieron cosas similares, y con todo lo que contábamos fue entonces que comenzó a preguntar a los vecinos.

Te puede interesar: La escuela maldita

Dos versiones

Hubo 2 versiones, pero nadie decía nada concreto, hasta que el señor del six le contó que un albañil se había muerto en la casa, al parecer ahorcado.

También hubo otro rumor que un familiar de los dueños había fallecido, unos dicen que por depresión se suicidó y otros que falleció, pero en un accidente.

Por supuesto lo anterior nos confirmó las cosas extrañas, pero sigo contándoles el siguiente nivel.

Ya no sólo era lo que les he contado, ahora, mientras estábamos en la planta baja, escuchabas bajar de las escaleras a alguien, pero no era nadie porque los cuatro estábamos cenando juntos o estábamos ahí.

Junto a las escaleras estaba la computadora y si te sentabas dando la espalda, muchas veces sentías que alguien había detrás de ti viéndote, era una sensación incómoda.

La casa era fresca, pero estuvieras en el mes que estuvieras, habían lugares de la casa o ciertos momentos en que de verdad parecía que tenías que ponerte una chamarra porque quedaba frío y la casa no tenía aires acondicionados.

También, comencé a darme cuenta que en las fotos que tomaba en cualquier lugar de la casa, aparecían unas esferas transparentes y no era una, sino varias.

Sensaciones extrañas

Nunca te sentías solo, siempre había una sensación extraña.

Un día mamá subió a descansar porque abajo había mucho ruido, colgó su hamaca y se acostó, mientras estaba abajo con mi papá y hermanita, mi mamá bajó asustada porque la habían sacudido y levantado la hamaca.

Otro día, mientras mamá estaba en su cuarto, ella dice haber visto a una viejita vestida de manera antigua en el patio mientras que los perros comenzaron a ladrar, salimos pero no había nadie.

Para mi era un infierno cada que llegaba la noche por estar en mi cuarto, Atenas ya había fallecido a causa de un extraño aborto, su salud se deterioró de la nada y comenzó a dejar de comer.

La verdad es que ya me había acostumbrado a ciertas cosas como la puerta, los pasos, cabe señalar que en esas ocasiones las vibras del momento eran diferentes, a veces sentías ligero el ambiente y otras muy pesado y de eso variaba mi miedo.

Entonces varias veces mientras hablaba con mis amigos por teléfono, ellos escuchaban que regañaba al fantasma por abrirme la puerta y que me dejara en paz. A veces bromeaba con ellos.

Tan es así, que invité a mi amigo de Progreso a quedarse a dormir. Y pues él sabía porque le contaba, hasta que cuando íbamos a dormir ocurrió lo de la puerta, esa noche fue una vibra tranquila por lo que no sintiéndome solo porque él estaba ahí conmigo regañe al fantasma y solo me abrió como 2-3 veces la puerta.

Papá una noche subió y dice que hizo una oración, mencionó que por favor si era familiar de la casa o algo así, que nos dejara tranquilos que estábamos cuidando la casa y que todo estaba bien.

“Parecerá chiste pero es anécdota”, las cosas se calmaron de golpe, la vibra rara desapareció, los pasos, la puerta, las llamadas, las luces en las fotos. Pero solo duro, tristemente, un mes.

Aquí comienza de nuevo

Mi hermana y yo una tarde llegamos a casa y escuchamos a mis papás platicar en su cuarto, les grité que habíamos llegado y subí al cuarto, después de unos minutos bajé a pedirles permiso que me prestaran el coche y adivinen, no había nadie.

Subí y le dije a mi hermana y ambos con temor nos quedamos afuera esperando a que llegaran porque les hablamos y nos dijeron que estaban en el súper.

Bueno, ya para finalizar y no hacer aburrido esto, así pasaron los meses hasta que mis papás compraron una casa en otra parte de la ciudad; ya estábamos felices porque nos iríamos de ese lugar, por lo que al tener fecha para dejar la casa, unas semanas antes todo empeoró.

Una noche compartí el cuarto con mi hermanita, y mientras ella dormía, me quedé leyendo, cuando apagué las luces y me acosté sentí mucho miedo, no podía explicarme la sensación, cuando sentí un susurro en mi oído izquierdo como un “psssss” muy largo y sentí que me tocaron la espalda.

Amigos en ese momento brinqué de mi cama desperté a mi hermana y bajé lagrimando, nunca se habían atrevido a tanto, esa noche la pasamos con mis papás en su cuarto.

Para ese punto, todo había regresado y había sido más fuerte, las luces, ruidos, sombras, voces, sueños extraños con demonios al grado que todos teníamos miedo y comenzamos a dormir en un solo cuarto y cuando necesitábamos algo de arriba subíamos acompañados.

Estando durmiendo todos en un solo cuarto ahí también ocurrieron cosas, a mi hermanita le tocaban los pies y la destapaban, a mí me jalaban la sabana o sentía que estaba alguien junto a mí.

A mamá le tocó ver que la cama se hundía como cuando alguien se sienta o se acuesta.

Y unas dos noches antes que dejáramos la casa, mientras dormíamos mi hermanita despertó y vio junto a mi papá una especie de sombra, y trató de gritar, pero el miedo no la dejó; fue cuando escuchamos a papá luchar en su hamaca y gritar, cuando mamá y yo despertamos de golpe estaba tan asustado que aún prendidas las luces estaba erizado y con temor, al igual que mi hermanita, una vez que estuvo mejor nos contó que en sueños una especie de espectro lo quería llevar.

Recuerdo también que yo soñé en esos días con un demonio en el que me decía que jamás nos dejaría ir o algo así, amigos casi me orino ese día, fue tan real, sentí como me tocaba la piel.

Ya había pasado antes

Después de unos años, mi hermanita en un momento “de anécdotas de terror” en su escuela, escuchó de un relato muy similar y de cosas que parecían serle familiares en lo que su maestro de la prepa estaba contando y que le habían ocurrido a él y sus amigas que rentaron una casa por Plaza Sendero, y fue ahí cuando mi hermanita le preguntó que fue exactamente lo que les pasó y donde estaba la casa.

El maestro le contó que tiempo atrás a él y sus amigas les ocurrió los mismo que a nosotros, y que a ellos un vecino le dijo que si hubo un suicidio ahí; después de eso se salieron de la casa dejando algunas de sus cosas, como el servicio de Dish, algunos adornos y teléfono.

¿Y adivinen quienes fueron los inquilinos posteriores a ellos?

Todo coincidía con lo que decía el maestro y nuestra experiencia, tanto en lo paranormal, como en la dirección de la casa y vecinos.

Cuando llegamos a vivir ahí fue raro ver que aún habían cosas, pero lo dejamos pasar y arreglamos, y ahora entiendo porque quizá los vecinos nunca nos dijeron.

Y bueno, después que nos fuimos, se rentó solo una vez esa casa y duro como un mes el inquilino.

La casa no da miedo, es cómoda, grande, y puedes ver a través de las ventanas abiertas cuando pasas por ahí y no tiene nada de susto. Pero quédate un tiempo ahí y espera a que caiga la noche.

Historia relatada en Facebook por: Germán Hernández.

Síguenos en Facebook: Al chile Yucatán