Beatriz era el nombre de una hermosa chica que existió en épocas coloniales, había llegado a establecerse a la Ciudad de México desde España, desde que arribó conquistó el corazón de muchos hombres, pues además de poseer una gran belleza y fortuna, era una mujer dulce y bondadosa que ayudaba a los enfermos y los más necesitados, tanto se preocupaba por los demás que tuvo que afrontar un doloroso destino, tan trágico que se inmortalizó en esta leyenda, situada en la calle Jesús María, más conocida como “La calle de la Quemada”.

Todo comenzó cuando Beatriz conoció a Martín, un apuesto italiano que le robó su corazón después de pretenderla por días, todo parecía ir viento en popa, ella lo amaba y el también a ella, sin embargo el amor que el hombre sentía por ella era tan grande como sus celos obsesivos, por lo que no soportaba que otros pretendientes la cortejaran, a pesar de que ella siempre los rechazaba de una manera educada.

Así que el hombre decidido a proteger a su amada, cada noche se plantaba frente a su casa, esperando que algún galán le llevara serenata, le dejara una carta o solo tocara su puerta, esto era motivo suficiente para que este los retara a un duelo de muerte, siendo Martín siempre el ganador.

Casi cada mañana, cada que Beatriz abría las puertas de su casa, se encontraba con una espeluznante sorpresa, charcos de sangre de hombres que lucharon por ella; Estaba tan desconsolada por tanta muerte y tan dolida de no poder hacer nada que detuviera al italiano, que decidió acabar con el motivo de que los hombres se pelearan, su belleza…

Así que una triste noche, Beatriz con todo el pesar de su alma prendió fuego a pedazos de carbón, esperó unos minutos a que ardieran y sumergió su linda cara en ese carbón al rojo vivo, a pesar de que el dolor la consumía, Beatriz no se retiró hasta quedar completamente deformada, sus prologados gritos y quejidos despertaron a su padre, sirvientes y vecinos, quienes fueron en su ayuda, cuando llegaron vieron a Beatriz con un rostro desfigurado, desde ese momento la llamaron “La quemada”.

Beatriz había sacrificado su belleza por los demás, pero este noble acto no fue suficiente para que Martín la dejará de amar, pues cuando la fue a visitar, este le pidió que se casara con el, pues el no la amaba por su belleza, sino por lo que había en su interior, así que con un velo blanco que le cubría el rostro, Beatriz se casó con el hombre que sinceramente la amaba, convirtiendo esta trágica historia, en una de amor verdadero.