La leyenda cuenta que en la bella y colorida ciudad de San José, Costa Rica y los pueblos aledaños, cuando la noche esta más oscura y desolada, un espectro recorre sus calles sembrando terror a todos aquellos que lo escuchen, sin embargo para los más desafortunados habitantes que lo vean, morirán próximamente…

La antigua y espeluznante historia comienza con una bruja enamorada, pues desde que se encontró con el hombre más apuesto que en su vida había visto, ella se empeñó en conquistarlo a toda costa, pero el joven era un hombre de fe, y pues el nunca podría amar a una sierva de Satanás, por lo que múltiples veces la rechazó, partiéndole el corazón en mil pedazos, pero no suficientes para que ella lo dejará de querer.

Así que decidida a hacerlo suyo, ella usó sus poderes mágicos en confabulación con el diablo, para así amarrar al hombre que amaba, el cual cayó rendido a sus pies como un perro fiel, dejando toda su vida detrás.

Pasó el tiempo y ambos envejecieron juntos, el sueño de la bruja se había cumplido, tuvo una vida feliz junto al amor de su vida, pero lamentablemente ya era momento de dejarlo partir, pues el había enfermado gravemente y ya le quedaban muy pocos días de vida, por lo que antes de enfrentarse al destino inevitable de la muerte, el hombre le pidió a la bruja que le cumpliera una promesa.

Cuando el muriera, la hechicera lo tendría que llevar a la iglesia donde creció y que tanto extrañaba, para que le dieran los santos oficios y el pudiera reconciliarse con Dios, y aunque a la bruja no le gustaba la idea, ella aceptó por amor.

Cuando el fallecimiento del hombre arribó, la bruja destrozada colocó al hombre en un ataúd y junto a el se dirigió en una carreta rumbo a la iglesia, conforme se acercaba, sus lamentos hacían retumbar el templo sagrado, advirtiendo su visita no deseada.

Al llegar al patio de la iglesia los bueyes aceleraron, pero el sacerdote que esperaba en la puerta les pidió que pararan y ellos lo obedecieron, la bruja le hizo saber al religioso la ultima voluntad de su apreciado, pero el no estaba dispuesto a perdonar al hombre que consideraba un hereje, pues para el había cambiado su devoción a Dios por el diablo. Y ante la negativa, la bruja en lagrimas le dijo al padre, que por las buenas o por las malas, ese día o en la eternidad, ella no descansaría hasta cumplir el último deseo de su amado.

Desde ese entonces la mujer hizo lo que pudo por cumplir su promesa, pero no lo logró estando viva, así que después de la muerte ella no se pudo ir ni al cielo o al infierno, pues ella misma se condenó a vagar como fantasma hasta terminar su asunto pendiente, el cual hasta en la actualidad aún no finaliza, pues la gente cuenta que en la oscuridad de la noche, se puede escuchar una carreta andar pero sin animales que la jalen.

Los lugareños cuentan historias de personas que han visto la carreta y mueren días después, pero no sin antes relatar el escalofriante espectro que vieron, una carreta andante que lleva consigo una bruja y un negro ataúd.