Esta historia comienza cuando 25 niños pertenecientes a la YMCA (asociación Cristiana) en Chihuahua viajaban a una excursión a los bosques de Majalca, cuando de pronto había un camión invadiendo el carril en la carretera libre a ciudad Juárez, lo cual provocó un fatal accidente, el cual convertiría al kilometro 21 en un lugar de tragedia y nostalgia.

Aunque muchos lograron sobrevivir, siete desafortunados niños perdieron la vida al ser decapitados por los fierros del camión. Se les hizo un homenaje plasmando sus cabecitas en un muro para recordar por siempre aquellas vidas truncadas, las cuales a casi 80 años de su muerte se dice que siguen vagando en el lugar del accidente…

Muchos de los viajeros que pasan por las noches y madrugadas han sido testigos de ver a niños atravesarse por el camino o que caminan por la orilla con un rostro desencajado. Cuando las personas se atreven a bajarse incluso pueden presenciar las manifestaciones paranormales de las mismas cabezas, pues las cabecitas lloran y mueven sus ojos. Se dice que aquellos niños fueron condenados a repetir el accidente una y otra vez desde el día que murieron, pues a las 5 de la tarde, hora que ocurrió el accidente, aún se puede escuchar el ruido de un colosal accidente y los lamentos de infantes que no cesan.

Cada año se realiza un homenaje a esos niños, esperando que algún día puedan encontrar la paz que tanto necesitan.