Los extraterrestres en Yucatán son una realidad y una extraordinaria historia te revelará toda la verdad, solo aquí en Al chile Yucatán
Extraterrestres en Yucatán: Vicente Martín Güemez, nacido en la villa de Muna, Yucatán, el 30 de enero de 1946 y fallecido el 30 de septiembre de 1997, es una figura que se destaca por una historia que se encuentra en la frontera de la realidad y la fantasía. Su legado, aunque rodeado de misterio, se encuentra en la comisaría de Nolo, en Tixkokob, donde vivió sus últimos años y creó una especie de museo que enfatiza la importancia de la cultura maya y su supuesta relación con seres extraterrestres.
Vicente Martín provenía de una familia de campesinos yucatecos, y su vida antes de los eventos relacionados con los extraterrestres estaba ligada al trabajo en el campo. A pesar de su limitada educación formal, su mente se expandió de manera extraordinaria después de sus encuentros con los seres de las Pléyades.

La historia de Vicente Martín Güemez comienza en Nolo, donde afirmó haber tenido encuentros con tres seres extraterrestres: Gunabel, Bolonchiu y Rabi. Según sus relatos, estos seres se comunicaban con él telepáticamente y le otorgaron conocimientos en una amplia variedad de campos. Lo más asombroso es que, a pesar de haber cursado solo un año de primaria y haber llevado una vida de trabajo en el campo, Vicente Martín adquirió la capacidad de hablar cinco idiomas en un corto período de tiempo.
Gunabel, una de las extraterrestres, tenía características sorprendentes: rubia, ojos verdes, y cabello dorado con un flequillo que le llegaba a los ojos. Se vestía con un overol que le cubría hasta el cuello y siempre se aparecía de esta manera. Gunabel transmitía conocimientos que Vicente Martín utilizó para crear obras artísticas, dibujos y grabados que reflejaban su profundo entendimiento de la cultura maya y de temas como física, astronomía, arquitectura y matemáticas. Esto es particularmente asombroso, ya que sus conocimientos sobrepasaban en gran medida su educación formal.

La historia de Vicente Martín no se limita a sus encuentros con seres extraterrestres y su rápido aprendizaje. Después de sus experiencias, comenzó a escribir notas que resultaban la importancia del pensamiento maya basado en la filosofía e interpretación de sus “Códices”. Vicente Martín comprendió que al preservar la auténtica lengua maya, se estaba rescatando el patrimonio cultural de su pueblo.

Además de sus logros en el ámbito cultural y científico, Vicente Martín dejó un impacto en el mundo de la investigación. Viajó a varios países, invitado por asociaciones esotéricas, y participó en congresos internacionales. Uno de los momentos más destacados fue su participación en el Congreso Gnóstico Maya en Montreal, Canadá, en 1983. Su charla, titulada “El Verdadero Rostro de Kukulcán,” atrajo a más de 200 participantes de diversas partes del mundo y resaltó su profundo conocimiento en la cultura maya y la astronomía.
Don Vicente falleció en 1997 debido a una extraña enfermedad, dejando un legado de conocimiento y misterio que perdura hasta hoy. Su hijo, Gabriel, quien lo acompañó en muchas de sus aventuras, se ha encargado de preservar su legado y compartir su asombrosa historia como un individuo que afirmó haber tenido contacto con seres extraterrestres. A pesar de la falta de pruebas sólidas que respalden estas afirmaciones, la historia de Vicente Martín sigue intrigando a quienes la conocen y continúa siendo objeto de especulación y debate en la comunidad interesada en fenómenos paranormales y OVNIs.


La hija de Vicente Martín relata que mientras estaban velando a su padre, un ave ingresó a la casa y se posó en el extremo de la hamaca en la que él solía descansar. Después de un tiempo, el ave se alejó. Posteriormente, en el patio de la residencia, observó cómo una luz se elevaba hacia el infinito en dirección vertical.
A pesar de que toda la historia de Vicente Martín parece sacada de una trama de ciencia ficción, es una realidad innegable. Hasta el día de hoy, la pequeña réplica de la pirámide de Chichén Itzá permanece abierta al público, y el costo de admisión es de tan solo un peso.
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