Ante la crisis actual generada por el coronavirus, han surgido algunos “remedios dudosos” como el dióxido de Cloro que dicen curar la enferemedad; sin embargo su eficacia no está comprobada.

La aparición del coronavirus a llevado a la población mundial a un grado de desesperación debido a las afectaciones no solo a la salud, si no a la economía y estilo de vida de la sociedad.

En ese sentido, mientras se espera que surja una vacuna o una cura que cambie el panorama actual, un sinfín de “curas milagrosas” del virus han surgido durante los últimos meses, entre ellas: el dióxido de cloro.

Este “suplemento mineral milagroso”, ya lleva algunos años promocionándose como un remedio efectivo para muchas enfermedades, entre ellas, la malaria, la diabetes y asma, el autismo o incluso el cáncer.

A pesar de ello ningún organismo sanitario lo reconoce como un medicamento oficial, sin embargo, las redes sociales están inundadas de testimonios “dudosos” en los que se afirma que es benéfico para frenar los efectos y recuperarse del coronavirus. 

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Pero, ¿qué es realmente el Dióxido de Cloro?

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), afirma que el dióxido de cloro “es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel; en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones”.

También afirma que en caso de ingesta puede ocasionar desde una irritación en todo el sistema digestivo hasta problemas cardiovasculares y renales.

En ese sentido la OPS, no recomienda su uso para el tratamiento del coronavirus; ya que su consumo puedes ser tóxico y perjudicial para los humanos.

La Administración de Medicamentos y Alimentos DE Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) afirma que el consumo de esta sustancia; “puede poner en peligro la salud de una persona y retrasar el tratamiento médico apropiado”.

De igual forma Médicos señalan que promover su uso es irresponsable, ya que los que afirman que su uso es benéfico para tratar el coronavirus; no se han basado en el método científico para hacerlo.

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