MATAMOROS.- Entre lágrimas y una sentida queja hacia las autoridades del Hospital Alfredo Pumarejo en Matamoros, Tamaulipas, sepultaron al bebé de 21 días de nacido que erróneamente diagnosticaron con Coronavirus y que perdió la vida el pasado viernes 10 de Abril.

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El último adiós a Martín

Amigos y familiares acompañaron el pequeño féretro blanco con los restos del menor, que fue llamado con el nombre de Martín, hasta el panteón de la Santa Cruz ubicado sobre la Carretera a Reynosa.

El pequeño ingresó el jueves 9 de abril al hospital por insuficiencia cardíaca. Posteriormente, lo llevaron a sala de pediatría con diagnóstico de probable cardiopatía congénita y cuadro de neumonía.

Belén, madre del menor, informó, que el viernes 10 del presente mes, salió del hospital para comer y al regresar, le notificaron que el bebé había muerto a causa del Covid-19.

No le dejaron ver a su bebé

Indicó que se le impidió la entrada y se le dijo que no podían entregarle el cuerpo del pequeño, pues las disposiciones de salud marcaban que fuese incinerado.

Derechos Humanos así como abogados particulares tomaron cartas en el asunto a fin de conocer, las reales causas de la muerte del bebé.

El bebé no murió por Covid-19

El sábado 11 de abril se le notificó a la familia que el bebé no murió a causa del Covid-19 por lo que el cuerpo les sería entregado para que pudieran darle sepultura.

Belén, madre del menor, conmovió a los presentes pues por medio de gritos desgarradores, demostraba el dolor ante la irreparable pérdida del menor.

Familiares y amigos no podían más que abrazarla a manera de consuelo mientras observaban impotentes como el pequeño ataúd era colocado en lo que será su última morada.

Durante el sepelio, Martha Jaramillo, bisabuela del pequeño Martín, agradeció a quienes contribuyeron para que por fin el bebé tuviera una cristiana sepultura.

“Estoy muy agradecida con los medios de comunicación que alzaron la voz para que se nos hiciera justicia con nuestro bebé, porque todos saben cuáles fueron los motivos para lo que pasamos. No tengo palabras, mi cansancio no me deja hablar más”, concluyó la bisabuela.