Mueren en cirugía de luposucción; el doctor estaba borracho
Mueren en cirugía de luposucción; el doctor estaba borracho

“Mataste gente, basura. Pronto te llega”, las amenazas al cirujano plástico acusado de la muerte de dos pacientes tras hacerles una liposucción.

Dos mujeres fallecieron luego de hacerse retoques en su cuerpo con el mismo cirujano plástico; un médico que presuntamente estaba borracho cuando les realizó una liposucción.

Murieron a causa de una mala liposucción

Una de ellas se llamaba Yasmín Flores de 31 años, era de Caseros, Buenos Aires, y murió el 27 de abril de este año.

Por otro lado se encuentra Soledad Vargas de 39 años, quien residía en Lanús y perdió la vida el 30 de julio.

El profesional que las operó, Roberto López, de unos 40 años, las abandonó tras las intervenciones, consideradas de baja complejidad.

Además, una ex asistente del médico ofreció presentarse como testigo y aseguró que operaba “borracho” o “pasado de marihuana o éxtasis”, según señaló en unos chats vía WhatsApp que fueron incorporados al expediente investigado por la Justicia porteña.

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¿Quién era Yazmin Flores?

Yasmín era mamá de una nena de 8 y un nene de 4. Ama de casa, llevaba casi siete años en pareja con Lucas González (26). A principios de año empezó a buscar, a través de Google, Instagram y Facebook, un cirujano plástico para hacerse una lipoaspiración y así reducir el abdomen.

“Enseguida empezaron a llegarle publicidades y una de esas era la de este médico”, le cuenta a Clarín el joven, quien la acompañó a la consulta en la calle Lavalle al 1700, en la Ciudad de Buenos Aires, aunque él no pudo ingresar por los protocolos de Covid-19

“La convenció al toque, con un chamullo de que salió en una revista, que era experto en abdómenes difíciles”, añade González, a cuya familia asesora el estudio del abogado Matías Morla.

Tras pagar 250.000 pesos, Yasmín fue operada el 20 de abril en la Clínica de Microcirugía, en Perón al 1800, adonde López alquilaba el quirófano.

¿Quién es Soledad Vargas?

Soledad tenía 39 años, era mamá de mellizas de 19 y vivía en Lanús con ellas y su marido. “Era una persona súper sana, no tenía malos hábitos, estudiaba, era ama de casa y vendía indumentaria y calzado con una tienda online”, la recuerda Celeste (29), su hermana, cuya familia tiene como abogado a Gustavo Rubio.

La mujer también quería hacerse una lipoaspiración en el abdomen -más una dermolipectomía, para corregir el exceso de grasa y piel- y encontró a López a través de Instagram (la cuenta ya fue dada de baja, al igual que la de Facebook). “Tenía buenos comentarios. La convencieron de que era una oferta y le cobraron 200 mil pesos”, agrega.

La operación se hizo también en la clínica de Perón al 1800, el 27 de julio. “Llegué a la casa a las 19.30, tenía muchísimo dolor”, comenta Celeste, que es enfermera. “No es nada, es psicológico”, minimizó el médico.

Tres días más tarde, caminó dos pasos y afirmó que estaba mareada. “Me falta el aire, sacame la faja”, dijo antes de desmayarse. Llamaron al 107, pero no quisieron enviarles una ambulancia porque les advirtieron que debía hacerse cargo quien la había operado. Lo mismo padecieron en una salita sanitaria de Lanús.

El cirujano es investigado por mala praxis, aunque los abogados de las familias de las víctimas pretenden que lo imputen por homicidio culposo cometido por negligencia.

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