México se destaca en el mundo por su especial relación con la muerte, a la que utiliza para celebrar la vida misma
El Día de los Muertos, México celebra la vida con un aura de fiesta y mucho color. Y el reencuentro con los difuntos que según sus creencias y leyendas, regresan por un día al mundo de los vivos. Mientras tanto, el resto del planeta recuerda sus deudos que partieron a otro nivel casi siempre marcados por la tristeza y las lágrimas.
Lejos de apagarse y perder fuerza esta tradición ancestral, muy vistosa y colorida va arraigándose de generación en generación hasta el punto que muchos apasionados del juego apuestan en plataformas en línea como la sección casino de apostarenlinea.cl , como una celebración a la vida, tal como lo aseguraba el escritor e intelectual mexicano Octavio Paz quien afirmó en relación a esto en uno de sus textos:
“El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida”
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Catrina no desfilara este año
La pandemia del Covid19 ha limitado al máximo las visitas a panteones y cementerios en México, a donde acuden los familiares a compartir con sus difuntos su música y comida favoritas. Al igual que están cancelados los tradicionales y vistosísimos desfiles donde la estrella es la catrina, una icónica calavera que sonríe, que fue popularizada por Diego Rivera, pintor muralista mexicano reconocido internacionalmente, quien la tomo como símbolo.
Es un día de celebración no de tristeza
El misticismo que rodea la celebración causa fascinación y curiosidad en un mundo que no termina de comprender la posición que asumen los mexicanos frente a la muerte. Para comprender el origen de esta posición y relación con la muerte, tenemos que remontarnos a la Mesoamérica de miles de años atrás, cuando ciertos pueblos originarios organizaban celebraciones para guiar a sus muertos hasta el Mictlan, el inframundo que plantea la mitología mexicana. Otros pueblos colocaban altares con ofrendas y flores para recordar a sus muertos y portaban cráneos como símbolo del renacimiento y la muerte.
Quetzalcóatl, el admirado dios con forma de serpiente emplumada, según la antigua leyenda, bajo un día al inframundo y deposito su semen fresco sobre huesos molidos, para de esta forma insuflar vida al ser humano y de allí para los mexicanos los restos óseos simbolizan de cierta manera la semilla de la vida. Al parecer en definitiva el mensaje de estas celebraciones centradas en los muertos, es la firme creencia que las almas regresan al mundo de los vivos.
La tradición perdura miles de años después y los hogares de todo México continúan colocando con detalles minuciosos y mucho respeto y cariño fotos de sus personas fallecidas más queridas, comida, papel picado y diversos objetos curiosos valorados por los difuntos, para que cuando regresan ese día convivan con sus cosas más queridas y su comida y música preferida. Es una bienvenida calurosa y emotiva al regreso a casa para convivir aunque sea por un día con sus seres más queridos.
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