Mons. Patrón Wong llama a construir una nación unida y en paz
Mons. Patrón Wong llama a construir una nación unida y en paz

Agradeció a los mexicanos que no claudican en sus esfuerzos para construir juntos una nación unida, fraterna, honesta y solidaria.

No es por medio de polarizaciones destructivas, datos imaginarios y mentiras sistemáticas como se desarrolla una nación, sino con el aporte de cada ciudadano y la honestidad de los gobernantes que alivian el dolor y el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que son víctimas de la corrupción, de pobreza y la violencia, afirmó monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, secretario para los Seminarios de la Sagrada Congregación para el Clero, al recibir el reconocimiento Ohtli, máxima distinción otorgada por el gobierno a miembros de la comunidad mexicana en el extranjero.

En ese sentido, agradeció a los mexicanos que no claudican en sus esfuerzos para construir juntos una nación unida, fraterna, honesta y solidaria.

En su mensaje, en El Vaticano, llamó a los mexicanos y a todos aquellos responsables del gobierno y de los servicios públicos a construir juntos una nación unida y en paz.

“Como el papa Francisco nos recuerda en la Evangelii Gaudium, la unidad prevalece sobre el conflicto. Concretamente en el n. 228 dice: La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida””, añadió.

Mons. Patrón Wong llama a construir una nación unida y en paz

Razones para aceptar el reconocimiento

Sobre las razones para aceptar el Ohtli, indicó que un santo director espiritual del Seminario (en referencia a Luis Carlos Flores Mateos, como señaló en una entrevista con el Diario) le enseñó que cuando se recibe un reconocimiento se hace solo para la gloria de Dios, dispensador de todos los bienes, y para agradecer a todos aquellos que lo han hecho posible.

Patrón Wong gradeció a sus padres

Hizo un agradecimiento a sus padres Wilbert (+) y María del Carmen; hermanos Wilbert, Julio, Martha y Javier, y demás familiares.

A todas las familias mexicanas, a los educadores y educadoras mexicanos, a los Hermanos Maristas, a todos los religiosos, religiosas y laicos católicos mexicanos, al Seminario de Yucatán, a los presbíteros de la Arquidiócesis de Yucatán y la Diócesis de Papantla, a todos los obispos y al papa Francisco, entre otros.

Texto íntegro del mensaje de Patrón Wong

A continuación, el texto íntegro del mensaje que ofreció Mons. Patrón Wong:

Señor Embajador, Dr. Alberto Medardo Barranco Chavarría; distinguida esposa, Sra. Tere Loera Carrillo; Eminencias: Card. Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero, Card. Javier Lozano Barragán; Mons. Joseph Murphy, Representante de la Secretaría de Estado del Vaticano; queridos amigos presentes y los que nos acompañan vía online.

Un santo director espiritual del Seminario me enseñó que cuando se recibe un reconocimiento se hace solo para la gloria de Dios, dispensador de todos los bienes, y para agradecer a todos aquellos que lo han hecho posible.

Y hoy aprovecho esta ocasión, del 28º aniversario de la reanudación oficial de las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede, para alabar públicamente a Dios y agradecer a personas e instituciones a quienes les debo absolutamente todo.

Vocación de servicio y amor

Acepto humildemente el reconocimiento Ohtli, no a nombre personal, sino a nombre y mérito de tantas personas que me han acompañado a lo largo de la vida y que, con su aporte, me han formado como ciudadano mexicano, cristiano y sacerdote católico, enseñándome que la vida es una vocacion de servicio y amor.

Ohtli es una palaba de origen náhuatl que significa camino, el cual es representado a través de unas huellas. Y este reconocimiento es precisamente para las personas e instituciones que han dejado una huella en mi vida, precisamente por su servicio y su amor.

Agradecimientos de Patrón Wong

Quisiera comenzar con mis papás Wilbert (+) y María del Carmen; mis hermanos Wilbert, Julio, Martha y Javier; y demás familiares; y también con todas las familias mexicanas que, con amor, cariño y esmero, entregan su vida para sacar adelante sus hogares.

Muchos padres de familia, con el sudor de la frente, luchan cada día para ganarse el pan y los medios necesarios para educar a sus hijos. Gracias por todos los testimonios de entrega y donación de la propia vida; Dios les recompense generosamente todos sus desvelos.

Reconocimiento a los educadores y educadoras

Mi reconocimiento también va dirigido a los educadores y educadoras mexicanos. Muchas gracias por su servicio, enseñanzas y ejemplo de vida.

Ustedes nos enseñan a vivir como ciudadanos, miembros de una sola familia humana, que habitamos una misma casa, nuestra patria y nuestro planeta, el cual debemos cuidar, pensando no solo en nosotros que hoy lo habitamos, sino también en las generaciones venideras.

Hermanos Maristas

Un reconocimiento a los Hermanos Maristas, y en la persona de Ustedes, a todos los religiosos, religiosas y laicos católicos mexicanos que, con su desinteresado servicio, transmiten con su vida, el gozo de conocer a Cristo, amarlo, seguirlo y celebrarlo. Su presencia es un estímulo para gozar del don de la vida, transmitiendo, a su vez, a los otros, la alegría del Evangelio.

Al agradecer al Seminario de Yucatán, deseo abrazar en gratitud a los seminaristas, formadores y presbíteros del mundo que acompañan a los jóvenes en su camino de discernimiento vocacional, ayudándoles con su testimonio, a descubrir y vivir el proyecto que Dios les ha diseñado. Gracias por ocuparse y preocuparse de la formación presbiteral, tanto propia como de sus hermanos. El Dueño de la mies les recompense, y que Él siga enviando obreros a su mies para que, con corazones generosos, como el de Jesús Buen Pastor, se construya el Reino de Dios en medio de tantas adversidades.

Al agradecer a los presbíteros de la Arquidiócesis de Yucatán y la Diócesis de Papantla, deseo hacer pública mi admiración por los sacerdotes que, en cada rincón del planeta y en cada diócesis del mundo, son verdaderos hermanos, padres y amigos, en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad de nuestra existencia.

A todos mis hermanos obispos también quiero tenerlos presentes en esta celebración, agradeciéndoles lo mucho que han aportado en mi vida y en la vida de los sacerdotes mexicanos.

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Al papa Francisco

Comenzando con la formacion permante que recibí en el Pontificio Colegio Mexicano, en nuestra misión común en la Conferencia Episcopal Mexicana, especialmente en el Departamento de Vocaciones y Ministerios (DEVyM) y en la Organización de Seminarios (OSMEX); sin olvidar a los hermanos obispos de la Patria grande: la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) y a los queridos Rectores y formadores de la Organización de Seminarios de Latinoamérica (OSLAM).

Al agradecer al papa Francisco que me ha dado la oportunidad de colaborar de cerca como Secretario para los Seminarios, en la Congregación para el Clero, al Cardenal Beniamino Stella, y a los sacerdotes que allí servimos, deseo honrar a tantos hombres y mujeres de fe que con su servicio cotidiano y silencioso en la Santa Sede hacen posibles la unidad y la comunión de los innumerables carismas, vocaciones y misiones que Dios ha regalado a su Iglesia y que hacen presentes la paternidad de Dios, la salvación de Jesús y el amor del Espiritu Santo.

A mis queridos hermanos ciudadanos mexicanos y a todos aquellos responsables del Gobierno y de los servicios públicos, los animo a que construyamos juntos una nación unida y en paz. Como el Papa Francisco nos recuerda en la Evangelii Gaudium, “la unidad prevalece sobre el conflicto”. Concretamente en el n. 228 dice:

“La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida”.

Por una nación unida y en paz

No es por medio de polarizaciones destructivas, datos imaginarios y mentiras sistemáticas como se desarrolla una nación, sino con el aporte de cada ciudadano y la honestidad de los gobernantes que alivian el dolor y el sufrimiento de tantos hermanos nuestros que son víctimas de la corrupción, de pobreza y la violencia.

Gracias a los mexicanos que no claudican en sus esfuerzos para construir juntos una nación unida, fraterna, honesta y solidaria.

En el Ohtli o camino de la vida que Dios me ha permitido recorrer, nunca he estado solo; Él siempre me ha acompañado y ha colocado en mi vida a muchas personas extraordinarias en el vivir cotidiano. Para todas ellas, que aquí no alcanzo a mencionar, gracias de todo corazón, es de ustedes este reconocimiento.

A todos los llevo en la plegaria eucarística y oración diaria. Que nunca nos falte la compañía de la Buena Madre, la Morenita de Guadalupe quien nos cubre con su santo manto y nos lleva hacia su Hijo. Ella siempre nos escucha y abraza con su protección, susurrando en nuestro interior que ella está ahí presente como Madre, alentando nuestros esfuerzos para vivir como hermanos.

Un ¡Cualli Ohtli!, ¡buen camino! Para todos ustedes. Muchas gracias.

 

 

Estuvo presente el arzobispo Paul Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados; El superior general de los hermanos maristas, Hermano Ernesto Sánchez; El superior general de los legionarios de Cristo, padre John Connor; El rector del pontificio colegio mexicano, Padre Ulises Vàzquez; El rector del pontificio colegio latinoamericano, Rev Gulberto Freire SJ; Los sacerdotes yucatecos monseñor Luis Tut y Ricardo Atoche

Para la recepción se contó con panuchos, salbutes, tacos de cochinita, quesadillas y agua de jamaica. Y como postre pastel de limón.

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