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La exuberante playmate Gabriela Wolscham abrió su corazón y, a pesar de que su belleza pareciera abrirle las puertas a una vida fácil, la verdad -chismeó- es que tuvo una existencia complicada, al grado de estar a punto del suicidio.

La paraguaya, quien ha sido portada de la revista del conejito en México, sufrió desde chavita: En dos semanas fallecieron su abuela y su mamá en diferentes eventos.

En ese momento, tenía nueve años y la relación con su papá era nula, así que luego de vivir un corto tiempo con otra familia, pasó a un orfanatorio.

A un año de la muerte de su madre y sin apoyo alguno por parte de su padre, Gabriela tuvo que empezar a chambear desde los 12 años como promotora en supermercados, abriéndose carrera al mismo tiempo en el modelaje.

Recordó que su primera intención de quitarse la vida fue a la edad de diez años. “Siempre fui muy depresiva por todo lo que pasé”. Sin embargo, la llegada de su hijo Bruno se convirtió en la fortaleza que necesitaba para continuar enfrentando las batallas del destino. “Dios me mandó a mi hijo para salvarme, porque yo ya no quería seguir”, expresó en entrevista.

También recordó que cuando su bendición aún era pequeño, volvió a pensar en matarse. “No podía con él, no podía conmigo. No tenía para darle de comer y me desesperaba, no sabía qué hacer y no tenía a quién pedirle ayuda, en ese entonces yo era una persona muy introvertida, me encerraba mucho en mi misma”, explicó.

Pero el amor hacia su chavito le hizo darse cuenta que era el momento de levantarse y chambear. “No tenía que pasar lo que yo pasé” y así lo superó. “No hay experiencia mala, todo lo que te pasa en la vida te ayuda para aprender”.