Oxidado, pero firme, un elefante de metal “vigila” desde hace varias décadas, quizá siglos, la esquina de la calle 65 con 46 del centro de Mérida.

El paquidermo de hojalata es un ícono de la zona, está instalado sobre el techo de un viejo edificio marcado con el número 405, propiedad que perteneció a Javier Gutierrez V., aunque según el registro público de propiedad, el lugar pertenece a Miguel Abrahan Farah Martín, quien en el 2004 habría adquirido plenamente la propiedad. El documento también indica que el propietario anterior fue Jabib Elías Becil Miguel.

A lo largo de los años, los vecinos han escuchado historias que marcan a la llamada esquina del “Elefante”, como un punto de referencia para quienes transitan por ahí.

Hay quienes dicen que el elefante lleva más de un siglo y que habría sido colocado por uno de los dueños del lugar como burla por los constantes pleitos que tenía con su hermano, hombre robusto y grande, igual a un elefante.

El lugar, contó la señora Mari Briceño, dueña de la lonchería “El comodín”, funcionó como una tienda de reporteros, hace 30 o 40 años, cuando pertenecía al señor Javier Gutierrez, quien vendía harina y demás ingredientes para panaderos, quienes desde muy temprano, dijo, llegaban de varias partes del interior del estado para comprar, ya que el señor tenía los mejores precios del mercado.

“En vísperas de navidad vendía frutas de la época, pero desde entonces, el “Elefante” ya estaba ahí”, contó la mujer.

Hace una semana, la propiedad fue acordonada por personal del Ayuntamiento de Mérida, pues las grandes raíces de un árbol en lo más alto del edificio están ganándole terreno al acabado de mampostería.

“Sería una lástima que se cayera, porque nos vamos a quedar sin el “Elefante”, pero la gente va a seguir recordando que esa esquina es la del “Elefante”, dijo un vecino, quien afirmó no concocer la historia de ese ícono de la avenida Primero de Mayo con 65, pero que sabe que es importante para los vecinos de la zona.