La semana pasada le robaron 150 mil pesos a un profesor de su cuenta bancaria, luego que él dio datos de su tarjeta a los delincuentes.
VALLADOLID.— Las extorsiones, fraudes, incluso robos en cuentas bancarias están en aumento en esta ciudad, pues en los últimos días se sabe que varios vallisoletanos han recibido llamadas de presuntos empleados de bancos que buscan obtener más datos de sus víctimas para robar.
Los principales afectados que caen en la trampa son adultos mayores, cuyos familiares se dan cuenta y evitan el delito. Sin embargo, se supo que la semana pasada le robaron 150,000 pesos a un profesor de su cuenta bancaria, luego que él dio datos de su tarjeta a los delincuentes.
Identifican ”modus operandi” en llamadas telefónicas
De acuerdo con datos obtenidos, los ladrones cibernéticos llaman y se identifican como representantes de un banco, quienes informan a la víctima que alguien extrajo dinero de su cuenta para hacer compras, pero que lo pueden resolver.
Posteriormente, preguntan a la persona si recibió alguna notificación del banco sobre la compra que se hizo. Al responder que no, los delincuentes piden otros datos como el NIP para que ellos mismos puedan hacer los movimientos en el supuesto banco y se pueda devolver el dinero extraído para las supuestas compras.
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En realidad lo que buscan es la información que la víctima les da para que sean ellos los que retiren el dinero de la cuenta bancaria. Otra manera de extorsionar a la gente es llamar y platicar con la presunta víctima, quien por error pregunta “¿eres tú?” y menciona el nombre de un familiar.
“Sí, soy yo; fíjate que tengo un problema y necesito que acudas a una tienda de conveniencia para hacer un depósito para resolver mi problema”, responde a la víctima el delincuente.
En caso que la persona tenga dinero cae en la trampa o, de lo contrario, el extorsionador cuelga la llamada.
Otra forma que los extorsionadores usan es llamar y cuando la víctima contesta se escucha el llanto de una mujer que pide auxilio.
El delincuente argumenta que tiene secuestrada a la hija o a un familiar de quien recibe la llamada. En este caso, una señora de Tinum fue víctima de este sistema de fraude.
En cambio, cuando las presuntas víctimas responden que no tienen hija se corta la llamada.
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