Ayotzinapa, Guerrero.- Este viernes egresarían de la Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos 42 de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala. Sus compañeros, sobrevivientes de los hechos del 26 de septiembre de 2014, dedican el acto de clausura en su honor: “Generación 2014-2018: 26 de septiembre, 3 semillas, 43 esperanzas”.

De los 140 de matrícula que son en cada generación en esta Normal ubicada en Tixtla, este viernes sólo egresan 73. El número reducido de egresados se debe a la ausencia de los muchachos desaparecidos y al retiro colectivo de estudiantes que generó el caso Iguala.

La noche del 26 de septiembre de 2014, hombres armados, incluidos policías municipales de Iguala, mataron a tres y desaparecieron a 43 estudiantes de Ayotzinapa. Casi todos de nuevo ingreso. De los 43, sólo uno pertenecía a segundo año.

El acto de clausura se llevó a cabo en la explanada de la Normal Rural de Ayotzinapa.

Desde entonces han transcurrido cuatro años, los mismos que los muchachos desaparecidos debieron cursar en la Normal para formarse como docentes en Educación Primaria y en Educación Primaria Intercultural bilingüe.

En ese tiempo, el gobierno mexicano sigue sin resolver qué pasó con los muchachos. En estos momentos los padres de los desaparecidos, quienes llevan un movimiento nacional e internacional en su búsqueda, se esperanzan por una sentencia judicial que ordenó a la PGR reponer la investigación, aunque eso podría generar en la liberación de algunos señalados.

Uno de los sobrevivientes de esos hechos de Iguala, Ernesto Guerrero, quien fue uno de los 73 que egresan, dijo que aún cuando sale de Ayotzinapa su compromiso con los 43 no termina. “Vamos a seguir exigiendo justicia”, comentó.

“Es un egreso incompleto, por la ausencia de nuestros compañeros y la falta de justicia, pero nos vamos con el entendido de que continuaremos”, agregó.

Ernesto Guerrero es uno de los jóvenes que vio cómo los policías municipales de Iguala se llevaban a sus 43 compañeros en la encrucijada que les tendieron en la calle Álvarez, esquina con Periférico. Antes, como muchos otros, sorteó las balas desde que salieron de la central de autobuses.

Después presenció cuando Aldo Gutiérrez Solano, otro normalista, cayó al suelo por un disparo en la cabeza que aún lo tiene inmóvil en un hospital.

También, como todos los estudiantes que se hallaban ese día en Iguala, es uno de los que buscó refugió cuando por segunda vez los policías municipales volvieron a atacarlos en el mismo cruce de calles, momento en el que sabría después mataron a tres de sus compañeros e hirieron a algunos más.

Con la experiencia de haber sobrevivido aquella noche, es como él y casi todos los de la generación, salen de Ayotzinapa.