oración de tu Ángel de la Guarda

No hay nada más poderoso que la fe, aquí te dejaremos la oración de tu Ángel de la Guarda y cual es su significado

La oración del Ángel de la Guarda ha sido una parte esencial en la educación espiritual de los fieles desde muy temprano en sus vidas.

Tradicionalmente, un miembro de la familia enseña esta plegaria a los niños, generalmente antes de dormir o justo al despertar. Esta costumbre busca inculcar un sentido de protección y guía divina desde la infancia.

A pesar de su brevedad, que facilita su memorización entre los creyentes de todas las edades, muchos no comprenden completamente por qué deben recitarla con tanta frecuencia ni conocen el alcance de su poder.

La oración no es solo un ritual de memorización, sino una práctica espiritual que conecta a los fieles con su ángel guardián personal.

Según las creencias cristianas, cada persona recibe la custodia de un ángel guardián desde el momento de su nacimiento. Este ángel no solo actúa como un guía espiritual que ayuda a recordar el camino hacia Dios, sino también como un intermediario entre el creyente y lo divino.

La función de esta entidad celestial es acompañar al individuo a lo largo de su vida, asegurando su protección y bienestar hasta su partida del mundo terrenal.

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Enseñar esta oración a los niños tiene un propósito profundo: es una solicitud de protección y cuidado.

Al implorar constantemente la asistencia de su ángel guardián, los fieles buscan fortalecer esa conexión espiritual y asegurar su presencia protectora en cada etapa de sus vidas. Esta práctica no solo refuerza la fe individual, sino que también perpetúa una tradición de protección espiritual y devoción religiosa a través de generaciones.

Oración del Ángel de la Guarda

  • Santo Ángel de mi Guarda
    Mi dulce compañía
    No me desampares 
    Ni de noche ni de día
    Por donde quiera que yo ande
    Tú seas mi amparo, mi luz y mi guía
    Amén (así sea)
  • Variación de oración
  • Ángel de mi guarda
    Dulce compañía 
    No me desampares
    Ni de noche, ni de día
    No me dejes solo
    Que me perdería
    Hasta que amanezca
    en los brazos de Jesús, José y María

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