jdhfjhdfhjdfjdjfdjhfjhdfjdhf

Mi madre siempre me enviaba al molino a pesar de que a mí no me gustaba, era un lugar que estaba muy lejos de mi casa y tenía que caminar mucho para llegar allá.

Un día, acababa de regresar del molino cuando mi madre me dijo que había olvidado encargarme algo, yo me molesté mucho, estaba de mal humor por haber caminado bajo el sol y el hecho de tener que volver me llenó de rabia; discutí con ella e incluso le grité y muy enojado salí de mi casa de vuelta al molino.

Llevaba ya un rato caminando cuando de pronto vi a un hombre muy extraño que estaba parado frente a un gran árbol, estaba vestido completamente de negro y llevaba un sombrero, pase a su lado y como es costumbre por estos lugares, le di los buenos días, el hombre no contestó, estaba de espaldas y solo mirando fijamente al árbol, molesto volví a darle los buenos días y esta vez volteó, pero no era un hombre normal: tenía cuerpo de hombre y la cara de un caballo negro, ojos penetrantes, unos dientes amarillos y un aliento putrefacto.

Aterrado corrí hacia mi casa, pensé que era un castigo por haber tratado mal a mi madre, así que cuando llegue le pedí una disculpa y nunca más volví a portarme así con ella.