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Prevalece la incertidumbre y confusión a pesar de las declaraciones oficiales de lo que ocurrió en Culiacán. Para el presidente “Cabecita de Algodón” fue una buena decisión liberar al hijo de “El Chapo” para evitar más víctimas mortales, mientras que su gabinete de seguridad aceptó que la operación fue fallida.

En Culiacán, los habitantes se autoimpusieron un toque de queda, ya que 90% de los negocios del centro de la ciudad estaban cerrados.

“Todavía la raza (la gente) anda medio espantada. La mayoría de negocios están cerrados”, comentó José Aguilar, quien quedó en medio de los enfrentamientos.

Aguilar dejó su camioneta estacionada en una calle en la que se registró una balacera y decidió buscar resguardo por seguridad. Pudo volver a su cantona y ayer fue a buscar el vehículo, que tiene un neumático roto y varios impactos de bala en los cristales.

“Hasta ahora no nos dejaban entrar y ahorita me la iban a dar pero tengo que hacer papeleo”, dijo Aguilar al explicar que este jueves para él era un día normal de chamba cuando se desató la violencia por la operación contra el jefe del narco.

“Tengo miedo porque estaban los balazos muy cerca, hubo pánico porque había familias y niños”, comentó una persona que pidió el anonimato.

El servicio de transporte urbano demoró algunas horas en reactivarse y eran pocas las unidades que llevaban pasajeros porque los líderes transportistas advirtieron que la normalidad solo será posible cuando haya condiciones seguras.

Los ciudadanos se quejaron mucho en las redes chismosas y se lanzaron contra el gobierno del estado de Sinaloa al que acusaron de no hacer nada para prevenir estos hechos de violencia.

Por su parte, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, culpó a la Policía Federal Ministerial de la FGR del fallido operativo en el que se terminó dejando en libertad a Ovidio Guzmán López.

El general acusó que en su “afán de obtener resultados positivos”, el personal de la Policía Federal “actuó de manera precipitada con deficiente planeación, así como falta de previsión sobre las consecuencias de la intervención, omitiendo además obtener el consenso de sus mandos superiores”.

Sandoval González afirmó que los elementos participantes en la operación fueron agredidos cuando se encontraban en espera de una orden de cateo.

Sin embargo, dijo el general, se “desestimó el poder de convocatoria y la capacidad de respuesta del Cártel de Sinaloa para evitar el detención de Ovidio Guzmán López.

Al advertir el alto índice de violencia generalizado que se produjo, este Gabinete de Seguridad decidió ordenar el retiro de las fuerzas, del domicilio en la ciudad”.

Durante la conferencia conjunta con integrantes del gabinete de seguridad, el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Cristóbal Castañeda, Cristóbal Castañeda, informó que en medio del caos, reos de una prisión estatal se apoderaron de las armas de los guardias y huyeron.

En total 56 presos escaparon, 49 de los cuales seguían libres el viernes.

El general Sandoval informó que cinco pistoleros, un miembro de la Guardia Nacional, un civil y un prisionero que se había fugado murieron durante los enfrentamientos del jueves.

Agregó que siete miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos y ocho fueron tomados como rehenes y posteriormente liberados sanos y salvos.

Desde Oaxaca, el prejidente Andrés Manuel López Obrador respaldó la decisión de liberar al hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ya que “No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas”.

“Esta decisión se tomó para proteger a los ciudadanos, no se puede apagar el fuego con el fuego, esa es la diferencia de esta estrategia con lo que han hecho otros gobiernos, nosotros no queremos muertos, no queremos la guerra”, enfatizó.