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“Esto me pasó hace como cinco años. Me casé y estábamos rentando en una cuartería en la ciudad de Escárcega.

De momento sentía como escalofríos, sensaciones como si me estuvieran viendo; pero hasta ahí. Un día de esos, me pasó a visitar mi hermana con mi sobrina. Hicimos espacio y se quedaron con nosotros. Pero esa noche, cuando dormíamos, la niña se despertaba llorando y señalaba el ropero. Yo la vi cuando súbitamente despertaba en llanto varias veces esa noche, pero la verdad que soy muy miedosa y preferí taparme con la cobija.

A la mañana siguiente le pregunté a mi hermana sobre lo que pasó y ella me dijo que supuestamente en el ropero había niños que le hacían maldad. La noche siguiente pasó lo mismo, y así transcurrió la semana que se quedaron con mi esposo y conmigo.

Me armé de valor y le pregunté a la doña del lugar que si sucedían cosas sobrenaturales en las cuarterías y me dijo que no, que todo estaba bien. Le creí a medias y me fui con la muchacha de al lado para saber si ella también había tenido alguna visita del más allá. Cuando le pregunté; ésta me dijo que además que su bebé lloraba mucho, del cuarto donde estábamos se escuchaban todas las noches risas de niños, algo que le asombraba porque sabía que no teníamos hijos.

La verdad que fue bien raro eso que vivimos ahí, yo no creía en los duendes o aluxes, pero nos tuvimos que regresar con mi mamá hasta que pagamos una casita por si acaso”, declaró María Cardeña una ama de casa del municipio de Escárcega.