Ante los constantes casos de maltrato animal en el municipio, vecinos de Motul recordaron el peor caso de “exterminio” de perros callejeros, ocurrido en 2006.

A pesar del trabajo de sensibilización y esfuerzos legales por proteger a los animales en Yucatán, los casos de crueldad animal en los que envenenan a perros y gatos, aún son recurrentes en Motul.

Recientemente, una mujer de nombre Yazmín May dio a conocer el envenenamiento de una perrita que rescató y que tenía un mes y 8 días de embarazo.

Crueldad contra perros y gatos, imparable en Motul

Asimismo, Heidy Pech Kim le mataron a su gatita el pasado 31 de diciembre y ocho días después su otra gata fue atropellada por un taxi.

Como estos 2 casos, diversos vecinos de ese municipio reportan haber visto felinos deambular con ojos quemados o lastimados, probablemente porque les tiran ácido o agua caliente.

La peor matanza animal en Motul

Estos últimos 2 casos son un síntoma de que a 15 años de la que se considera la peor matanza canina en la historia de Motul, las cosas poco han cambiado.

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Algunos vecinos de la ciduad, señalan que quizá los más jovenes no se acuerden de esta situación; sin embargo, basta con remontarse al 2006 para recordar la cantidad de perros que fueron “exterminados” durante ese año.

La “matanza” ocurrió motivada por la creciente movilidad en motocicletas que se registraba en el municipio.

Perrera municipal

Ante esta situación el Ayuntamiento de aquel entonces (2004-2007), decidió crear una perrera municipal, con una inversión de cerca de 2 millones de pesos.

Sin embargo, tras un año de operación, salió a la luz un acuerdo bajo el agua, se “contrató” a menores de edad, para acabar con todo animal que no tuviera dueño.

Su pagó era el tanque lleno de la moto y 10 pesos por perro muerto.

Crueldad excesiva

Ante este acuerdo “bajo el agua” se lazaba a los caninos y se les arrastraba hasta dejarlos sin patas para luego prenderles fuego hasta morir.

Muchos arrastraban a los perros hasta llegar a su destino dejando sus patas desechas y ensangrentadas por el pavimento.

Como la encomienda era entregarlos muertos, muchos les pegaban una pedrada en la cabeza o decidían quemarlos vivos hasta morir. Todo esto sucedía en la noche y al final se podía apreciar las camionetas llenas de perros.

También se sospecha que a pesar de estos actos de “exterminio” la población canina no disminuía debido a que algunas personas llevaban a Motul a sus perros para abandonarlos.

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