hija 3 años
Los niños no se tocan, no se violan, no se matan

Hombre que violó a su pequeña hija de 3 años, fue liberado por los jueces, quienes creen que las pruebas no son suficientes

Tres jueces desestimaron las pruebas de que un hombre abusó sexualmente de su hija de 3 años, en 12 ocasiones. El sujeto acusó a su expareja de calumniarlo a través de su hija, manipulándola.

Por ello los tres jueces decidieron no vincular al proceso por abuso sexual al padre de una niña de tres años, que mostró evidencia de haber sido violentada sexualmente por su progenitor, cuando tenía solo 3 años de edad.

Se trata de dos hombre y una mujer, quienes son los jueces del caso, y quienes desestimaron un informe oficial de la Comisión de víctimas del Estado de México que refiere que la niña habló sobre la violencia sexual, y otro informe que elaboró una organización civil en el que la menor detalló hasta en 12 ocasiones que fue víctima de abusos de su padre.

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hija 3 años
Imagen ilustrativa

Sin importarles las pruebas

Tampoco tuvieron en cuenta que la niña mostró cambios de humor, pesadillas, pérdida de apetito, regresiones en su desarrollo, conductas sexualizas, y reacciones psicosomáticas en la piel. Síntomas que organizaciones especializadas como Guardianes señalaron que son muy comunes en casos de abusos de menores.

La mamá de la pequeña, denunció el caso a finales de 2015, iniciando desde entonces una odisea judicial de más de cinco años, que tuvo su último episodio apenas el pasado marzo de este año.

En ese entonces, luego de que un año antes un juez de distrito sí había visto indicios suficientes de abuso y concedió a la madre de la menor un amparo, vinculando a proceso al progenitor -aunque éste permaneció en libertad-, una jueza dejó sin efecto esa decisión.

Entre sus argumentos, la jueza Olga Estrever Escamilla expuso que el Ministerio Público no aportó pruebas suficientes para determinar si los tocamientos por parte de padre eran eróticos, o si tenían intención lasciva. Y, al igual que otras dos  estancias de juez de control y la segunda estancia de Alzada, tomó en cuenta que los exámenes clínicos no arrojaron que la niña fuera penetrada y que la menor, si bien expresó la agresión sexual, en ocasiones mostraba cariño hacia su progenitor.

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